Honrar y Atesorar

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Turning Page—Sleeping At Last













Reino Maravilla

(Capital)

Maravilla Estrella




El palacio se convirtió en un abismo oscuro, envolviendo a Jungkook en su profundidad insondable. Su cuerpo y mente anhelaban la calma, pero el dolor que carcomía su corazón eclipsaba cualquier otra sensación. Mientras su padre, el rey, continuaba hablando, sus palabras se perdían en la tormenta interna del príncipe. Fue solo cuando una voz resonó como un trueno, sacudiendo su alma, que Jungkook se dio cuenta de que había dejado de escuchar, atrapado en sus propios pensamientos. Su padre, con tono urgente, intentaba devolverlo a la realidad, pero el abismo emocional en el que se encontraba era demasiado profundo.

Pudo haberse sumergido aún más en la profundidad de esa sensación si la mano firme de su padre no lo hubiera sacado de su ensimismamiento, agarrando uno de sus hombros con fuerza. El contacto lo sacudió lo suficiente como para disipar las neblinas de su mente, recordándole dónde y con quién se encontraba. Consciente de la necesidad de mantener las apariencias, Jungkook reunió todo su coraje y levantó la cabeza para enfrentar a su padre con una expresión imperturbable, como si los últimos momentos no lo hubieran desgarrado por dentro.

—¿Has captado mis palabras, Jungkook?—Seok elevó su voz, buscando la atención de su hijo.

—Sí, padre, he escuchado cada palabra con claridad.—Jungkook respondió con un leve carraspeo acompañando sus palabras.

—Espero que así sea. Debes comprender la importancia de este compromiso, Jungkook. Este acuerdo nos brindará prosperidad y abundancia. —Seok soltó abruptamente el hombro de su hijo y siguió caminando.—Por lo tanto, concéntrate en tu tarea asignada. Es tu deber cumplirlo como se espera. Todo esto es por tu bienestar.

Con los puños apretados, el príncipe siguió a su padre en silencio, luchando por contener el torbellino de emociones que amenazaba con abrumarlo. A pesar de sus instintos de huir y buscar refugio en un destino desconocido, se obligó a mantener la compostura mientras avanzaban hacia la puerta donde se encontraban la princesa Lisa y el rey. Antes de cruzar el umbral que sellaría su destino, decidió romper el abismo de distancia que se había formado entre él y su padre.

—No voy a discutir sobre lo que considero correcto para mí. Es evidente que tenemos opiniones divergentes sobre mi bienestar. De lo contrario... —indicó a uno de los guardias que abriera la puerta—, no me habrías comprometido con esta unión que solo augura miseria.

AMARTE EN SILENCIO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora