Un brillo mágico y maravilloso

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Sia—My love




Reino de Maravilla








(

En un lugar del palacio)



Bajo la suave luz de la luna y la lluvia de estrellas que acariciaba delicadamente su rostro, Jungkook estaba convencido de que el momento que estaba experimentando era un sueño. No podía ser real sentirse tan bendecido, como si fuera tocado por la mano de un dios, al tener a Jimin entre sus brazos de esa manera tan especial.

Al escuchar la confesión de Jungkook y entender la razón de su pesar, Jimin lo tomó entre sus manos con la delicadeza de quien sostiene una estrella fugaz que finalmente encuentra su hogar después de un largo viaje por el firmamento. Era como si el universo mismo hubiera conspirado para unir sus destinos en ese momento mágico y eterno.

Las manos suaves y delicadas del poeta envolvían con protección y ternura el cuerpo del príncipe, sin importar las restricciones impuestas por las normas y tradiciones del reino. Allí yacían dos hombres en el suelo, abrazados con sinceridad, mientras las voces que intentaban disuadirlos se desvanecían ante la creciente necesidad en el corazón del poeta de proteger a Jungkook de todo lo negativo que pudiera existir en el mundo.

El pecho de su mejor amigo irradiaba un calor reconfortante, como si fuera una extensión del propio sol. Aunque su mente era como un lienzo en blanco que aún no había sido pintado, su cuerpo, impulsado por una fuerza inexplicable, se movió instintivamente para acercarse y sentir aún más ese calor reconfortante, lo que provocó que cerrara los ojos para sumergirse por completo en la paz que se transmitía en ese momento.

Era una escena completamente nueva para ambos, a pesar de ser amigos desde la infancia y haber compartido innumerables momentos y anécdotas que habían fortalecido su lazo. Sin embargo, nunca antes habían estado tan cerca físicamente, como si sus cuerpos anhelaran escuchar los pensamientos y latidos del corazón del otro.

Nunca antes se habían sentido tan íntimos, tan conectados. El roce de sus manos sobre sus pieles era un encuentro tan nuevo como familiar, como si finalmente hubieran encontrado el hogar que habían estado esperando durante tanto tiempo.

Con el pecho inundado por una sensación de pertenencia que nunca había experimentado antes, Jungkook reunió todo su coraje y con movimientos lentos y decididos, elevó su mano para posarla con gentileza en el hombro de su amigo. Una suave caricia brotó de sus dedos, pero apenas unos instantes después, se recriminó por permitirse ese gesto. No podía permitir que sus sentimientos intensos se manifestaran tan abiertamente; para Jimin, este era un momento de apoyo y consuelo, pero para Jungkook significaba mucho más. Era la realización de un sueño largamente acariciado, algo por lo que había anhelado durante tanto tiempo.

AMARTE EN SILENCIO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora