En el año 1900, Jeon Jungkook, un príncipe heredero al trono, y Park Jimin, un poeta del personal real, viven juntos su amor prohibido. Luchan contra las costumbres y deberes de la corona para permanecer juntos.
Es una historia de amor que aún no es...
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Young and beautiful—Lana del rey
Reino Maravilla
(Capital)
Maravilla estrella
En el reino de Maravilla, donde los días soleados eran la norma, una ausencia inesperada tejió un velo de neblina sobre los techos del palacio, así como sobre las modestas moradas. Los susurros, cargados de inquietud, se deslizaban por las calles de la capital; la partida del príncipe en busca de respuestas sobre los enigmáticos incendios había engendrado angustia entre los habitantes. En medio de la incertidumbre, la esperanza persistía, aferrándose a la promesa de que el valeroso príncipe retornaría con las soluciones necesarias para restaurar la paz y la luminosidad en el reino.
Sin embargo, en el taller donde reposaban las confecciones más exquisitas, un sentir distinto permeaba las paredes. Allí, entre las telas suspendidas y las máquinas en quietud, se respiraba un aire de inquietud, impregnado con el aroma sutil de la creación interrumpida. Taehyung, erguido en su postura estática y envuelto en la penumbra que lo abrazaba, se sumergía en un océano de oscuridad. Su presencia, apenas una silueta entre los rincones, se desvanecía en la profundidad del taller, mientras su mente navegaba en un mar de pensamientos inquietantes.
La súbita partida de sus amigos y los recuerdos del pasado habían sido una constante persecución en los últimos días. El temor de revivir antiguas heridas lo había enredado, haciéndolo prisionero de sus propias reflexiones. Cada sombra, cada susurro, avivaba la llama del miedo en su corazón, transformando cada momento en una lucha contra la oscuridad que amenazaba con eclipsarlo por completo.
—Mi querido, ¿te encuentras bien? —la voz de su madre resonó con un matiz de preocupación—. Taehyung, ¿me escuchas?
El suave contacto en su hombro, lleno de desesperación por traerlo de vuelta a la realidad, no pudo disipar la neblina que nublaba su mente. Esforzándose por recobrar la claridad de su visión, el hábil costurero giró la cabeza para encontrarse con su madre.
—Te he estado llamando durante bastante tiempo y, al no obtener respuesta, decidí venir hasta aquí. ¿Qué te sucede, hijo? No has sido tú mismo en días. Por favor, háblame.
—Hay algo que no está bien, mamá —mencionó mientras se movía para liberar la tensión acumulada—. Pensé que vivir aquí nos brindaría la paz que necesitamos, pero me equivoqué.
—¿Qué te hace pensar eso? —Lana se acercó a su hijo con atención.
—Aún no lo he descubierto, pero este sentimiento —indicó hacia su corazón— no augura nada bueno. Algo está por ocurrir, lo siento. Las llamas están a punto de consumir este lugar —observó sus ojos grises—. Si esta situación persiste, deberemos marcharnos.
