II

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—Sí, está muerto —dijo una pequeña niña hacia otra mientras las dos se encontraban acurrucadas en el regazo de Harry. Él se encontraba inconsciente en una cama de hospital, con un artefacto en el cuello y el rostro suavizado.

—¿Tú crees que irá al cielo? —le preguntó la otra niña.

—Seguro que sí; tiene los pies más limpios que he visto jamás.

Un niño, que se encontraba a la altura de sus pies, los tocó haciéndolo despertar. 

—¿Dónde estoy? —preguntó él, estando adormilado.

—Estás en la sala de niños del hospital, yo soy tu médico.

—Procura no hablar —le dijo la otra niña, llevándole a la boca una cuchara de juguete. Harry la vio confundido, apartándose con recelo, luego tocándose el cuello con terror.

—¡Dios mío, estoy paralítico!

—Estás moviendo los brazos y las piernas; no estás paralítico —le respondió con obviedad el niño que recientemente le cubrió los pies.

—Buu —el pediatra entró asustando a los niños, ellos y él gritaron al verlo; él con soncorraneria.

—¿Cómo está nuestro paciente?

—Ha estado en estado inconsciente un rato —le respondió la niña pelinegra.

—Por eso se la recomiendo a usted —dijo sacando al niño que se escondía debajo de la cama.

—Yo creo que necesita líquidos —habló el mismo niño.

—¿Por qué no le das diez centímetros cúbicos de cacao? ¿Está bien? Déjenme solo con el paciente.

Todos los niños decidieron salirse del cuarto. Harry mantenía el mismo semblante desubicado.

—Tú eres el que...

—Louis Tomlinson —le contestó sonriendo—, supervisor de pediatría en el Royal London Hospital.

—Yo soy Harry...

—Harry Styles. Lo sé. Tuve que mirar tu cartera: admito que nunca conocí a nadie que llevara las tarjetas de crédito por orden alfabético.

—Ah —respondió Harry sonriendo con vergüenza.

—Te diré cuál es tu estado —alumbró uno de sus ojos con su linterna—. Las radiografías están bien, los niveles de mobioblina son normales; en cuanto procecen el escáner podrás irte. Ya podemos quitar esto —lentamente le quitó el aparato de su cuello—. Tienes un cuello muy grande.

—¿Tengo el cuello grande? —respondió Harry asustado mientras se lo tocaba.

—No me malinterpretes, lo que ocurre es que, nunca tengo pacientes de más de seis años; así que...

Louis le sonrió mientras le tomaba el pulso. Harry notó que tenía una venda en la mano, que se extendía a lo largo de su muñeca.

—¿Qué te pasó en la mano?

—Oh, la mano... Me caíste encima con tu gran cuello.

Harry sonrió fugazmente, porque al comprender lo que decía, se llevó nuevamente la mano a su cuello.

༻༺

Harry examinaba la oficina del pediatra mientras éste no se encontraba. Reparaba en sus repisas, encontrándose regalos de los niños que lo apreciaban. Luego su mirada recayó en el pequeño espejo de la pared, notando el desorden de su cabello rizado, asustado trató de peinarlo con mucha rapidez debido a su preocupación de que el doctor lo viera así.

Experto En Bodas (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora