Bellas flores de distintos colores destacaban de la postrera luz del sol anunciando su descenso. Harry y Louis se dedicaron a la más tierna y dulce tarea de organizar una boda: elegir los adornos florales.
Y aunque Harry se había resignado de su amor inconcluso, y había intentado procurar sentir otra cosa diferente a lo que principalmente había nacido en él; se encontraba bien intentándolo y casi lograndolo con éxito; se estaba esforzando por su amiga Bebe, pero sobre todo lo estaba intentando por él.
Louis ya no había puesto en la mesa el tema del sentimiento que había surgido entre ambos, y aquella disculpa recíproca en el jardín de las estatuas parecía marcar el fin de aquel drama, dando casi por concretado el negocio, casi gozando de aquel lujo de ser llamado socio, algo que lleva ansiando desde hace varios años en su empresa.
Pero sus ojos azules a veces lo hacían dudar de tantas cosas.
—¿Cómo ves si ponemos camelias? Fue lo que quedé con Bebe. Y si a ti se te ocurre cualquier otra cosa, basta con que lo digas.
—De acuerdo —le respondió Louis mientras veía los diferentes tipos de flores—. Rosas..., guirnaldas..., no necesitamos más estatuas... Oh, mira esa belleza.
—Interesante —le dijo Harry mientras veían la flor con pequeños pétalos rosas—. Se llama corazón sangrante, la flor funeraria oficial del Tíbet.
—Oh, ya sabía yo que esto se me daría bien —le respondió Louis jugando, luego caminó hacia otras flores—. Pues unas margaritas cortavenas y arreglado.
—¿Cómo se conocieron?
—¿Bebe y yo? —dijo vagando sus pasos mientras Harry lo seguía.
—Sí
—En la universidad.
—¿Estaba en una de tus clases?
—Eh, no... Era corredora de apuestas.
—¿Corredora de apuestas?
—Sí, como lo escuchaste. Ella solita montó toda una red de juego ilegal en la universidad de Bedford. Organizaba apuestas para las pruebas deportivas, y rifas —Harry comenzó a reír sin creerlo—, incluso una noche hizo apuestas como las vegas en la hermandad.
—Mientes.
—No, no; Bebe era así. ¿Orquídeas irían bien? —preguntó por otro lado, mostrándole una en su mano.
—Sí, las orquídeas sí, perfectas.
—Sí, era fantástica. Yo era el estudioso y ella la niña loca. Y pues me escogió.
A lo lejos Harry vio a una pareja, y asustandose al reconocerlos, se escondió detrás de la espalda de Louis, maldiciendo.
—¡No, no! ¡Ellos no!
—¿Qué pasa?
—Escondeme, por favor —le respondió asustado.
—Harry ¿Qué pasa?
—¡No digas mi nombre! —le dijo antes de esconderse en el suelo, por debajo de una mesa, pero ese hombre lo vio al vagar su mirada.
—¿Harry?
Él se hizo el desentendido mientras agarraba una ligera flor de pasto.
—Hola —Harry le dijo a ambos.
—Hola —le respondió él mientras Louis se acercaba para asegurarse de que Harry estuviera bien.
—Mira; lo encontré —le dijo a Louis dándole la pequeña flor.
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Experto En Bodas (Larry Stylinson)
Roman d'amourHarry Styles es el más prestigioso organizador de bodas de Londres. Está tan ocupado en hacer realidad los sueños de los demás, que no tiene tiempo para ocuparse de su propia vida. Un día, por casualidad, conoce a un apuesto médico que le salva la v...