9:00

197 23 2
                                    

Way se integra al pequeño grupo de Adachi y Jeff de una manera interesante mente armoniosa. Y a pesar de que no ha pasado mucho tiempo, el tailandés de Adachi mejora demasiado. Es casi como comunicarse con alguien que tiene el vocabulario de un niño de seis años, un niño de seis años muy educado y considerado. A Jeff le gusta la presencia de Adachi, no encontraba a alguien tan relajante desde Charlie. Aunque también es torpe y gracioso. Way es amable también, pero es más extrovertido, se ríe, hay un sentido de camaradería. Apesar de sus diferencias, esos dos tienen algo en común: se esfuerzan por hacer sentir bien a los demás... a su propia manera.

— ¡Niño!

La voz del jefe rompe la agradable burbuja que tenían los tres mientras se comían la pequeña merienda. Jeff deja de sonreír. Se despide de sus compañeros y va con Alan. Ese día después de la carrera, Alan obtuvo el permiso de Pete para involucrar al muchacho en las modificaciones y reparaciones de los autos de carreras. No obtuvo la autorización de Babe, pero tiene la de otros corredores del equipo. A Jeff no le importa si puede o no tocar el auto de Babe. Todavía no tiene suficiente poder como para salir invicto de algo así. Seguramente si ve ese auto de una forma equivocada, lo van a echar de la empresa. Primero tiene que ganarse a Pete. Cuando haga eso y vea una forma de dañar el auto de Babe sin ser descubierto... Ese va a ser el momento.

Las siguientes cuatro horas están Alan y Jeff solos con el auto de Kim, otro de los corredores de HunterX. Alan deja a Jeff tomar el control de lo que quiere hacer con el auto, lo escucha y aprueba. Una empresa no solo es dinero ni ideas. Gran parte del éxito de la empressa se debe a que Alan y Pete reconocen el talento y lo reclutan. No solo es una persona increíblemente inteligente y capaz, Jeff está lleno de ideas. Claro, la mayoría de las ideas son irrealizables, pero ese es el proceso de un inventor, de un creador, de un artista, de cualquier persona en realidad. Tener tanta visión e imaginación que alguna de esas ideas abstractas puede llegar a convertirse en una realidad.

— Listo, voy a probarlo — dice Alan desde la cabina.

El programa ya corre en la computadora y los arreglos en el auto están hechos. El auto enciende con naturalidad, pero en poco tiempo comienza a perder fuerza de torque, haciendo que no pueda aumentar ni mantener la velocidad. Jeff exhala al ver los números en la pantalla, mira a su jefe en la cabina y vuelve a ver la pantalla. "Funciona", piensa, "por favor". Siente que el verdadero motor está dentro de su cráneo, pensando con tanta fuerza, pidiendo que el auto tome fuerza, que supere ese obstáculo. Sin embargo, el motor del auto deja de sonar.

— ¿Qué pasa? — pregunta Jeff y se acerca a la cabina.

— Estaba exigiéndole demasiado, no es bueno — Alan niega con la cabeza mientras sale del auto.

— ¿Intentamos una vez más? Quizá si arreglo algo... Debería...

Jeff toma la laptop e intenta encontrar el error. Si puede hacer que funcione, quizá el futuro que vio en la visión se arregle. Su espalda se comienza a doblar y sus ojos se acercan mucho más a la computadora, convirtiéndose en una gárgola. Tiene que hallar los errores, necesita seguir aquí, ser perfecto, ser tan importante para la empresa que pueda hacer lo que debe hacer.

Alan le quita la laptop de las manos con un moviemiento rápido y la deja a un lado.

— Son las ocho de la mañana, tienes que irte. Ve a descansar, ve a clase, come algo. Nos vemos en la madrugada.

— No, yo puedo, solo tengo que...

— Jeff, es una orden. No pasa nada si no funciona. La mayoría de las ideas no funcionan, pero aprendemos mucho de ellas incluso así.

— Tío...

— Jefe — recuerda Alan, pero sonríe.

— Ya son las ocho, tío, ya terminó mi jornada. Ya me voy.

Mañana Será [Alan/Jeff]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora