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Es un hombre alto. Tiene cara de niño, pero no ha de ser más que unos cuantos más joven que él. Juega con una roca en la parte de atrás de los garajes. A pesar de que es grande, la ropa que tiene encima le cuelga, como si un hermano mayor le hubiera dado su ropa vieja. Babe baja de su auto, con una gorra que le protege el rostro de cualquier curioso que pueda estar por ahí, aunque esta sea una parte del autódromo reservada para los corredores y sus equipos. ¿Es ese hombre alguien de un equipo?

El hombre se agacha en el suelo y toma la piedra que antes pateaba, la usa para rayar algo en el suelo. Las personas son muy extrañas. ¿O tal vez sea la comida de algún otro conductor? No es exactamente su tipo, pero reconoce que tampoco es del todo desagradable. Se acerca un poco y respira, intentando captar su esencia, no, solo huele a él, no huele a ningún otro conductor. No le gusta robar.

— ¿PitBabe? — pregunta ese hombre cuando lo ve llegar, tiene ojos bonitos y brillantes.

El cachorro se levanta como un resorte y Babe tiene que inclinar la cabeza hacia arriba para verlo al rostro.

— ¿Cuántos años tienes?

— Veinticinco. Los cumplí hace un mes — sonríe.

— ¿Estás aquí con otro corredor?

— No.

— ¿Quieres venir conmigo?

— ¿Pa... pa... ra qué? — el cachorro tartamudea.

Babe se ríe. ¿Será una mala idea? ¿Tiene veinticinco años de verdad? Es obvio que ese asustadizo conoce su nombre, debería saber por qué lo invita a ir con él.

— ¿No puedes descifrarlo? ¿Sabes de verdad quién soy?

— El rey, PitBabe — dice el cachorro, sin dudarlo.

— ¿Ya lo entiendes?

— Pero... no debería...

Babe alza una ceja. ¿Lo está rechazando? Es más estúpido de lo que se ve a primera vista. No puede creer que va a tener que ir a esta carrera, que Pete le ha rogado que conduzca con todos sus sentidos, y no poder desestresarse antes, porque ninguno de sus pretendientes es agradable y este cachorro no tiene tres neuronas funcionales.

— No debería.

Depronto, el cachorro deja de verse tan joven, ahora sí aparenta la edad que tiene y quizá más. La determinación reflejada en su rostro lo hace ver... ¿sexy? En este punto Babe lo desea más que antes. Le mira el cuerpo con atención. Tiene un buen cuerpo. Decide darle otra oportunidad.

— ¿Vas a volver a las carreras?

—  Sí.

— Te doy hasta la próxima carrera para que lo pienses, ¿ok, cachorro?

Babe se da la vuelta y se va.

— Mi nombre es Charlie.

El quejido del cachorro es solo un susurro, pero Babe lo escucha gracias a su oído mucho más sensible que el de los demás. Suelta un bufido, no le importa su nombre.

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Muchas gracias por leer, de verdad :3

Me hace feliz saber que les intriga o les gusta lo que escribo.

No quiero pedir likes ni vistas como otras personas en esta app, pero si pudieran recomendarle esto, me harían sentir mejor xd no sé, me daría confianza.

<3

Mañana Será [Alan/Jeff]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora