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— ¿Sabes? Pisaeng ha estado extraño últimamente.

— ¿Qué? — Jeff revuelve su arroz descuidadamente, pero el comentario de Kawi lo hace sentir culpable.

— Por alguna razón me sigue invitando a pasar tiempo con él y Pear.

— ¿Eso no es bueno? Pasas tiempo con Pear.

— No, Pisaeng es... guapo y rico y generoso. Pear se va a enamorar de él y no de mí.

— ¿Por qué no le cantas una canción? A mí me gustan tus canciones.

— No puedo, me da pánico escénico.

— Una vez tuve una visión de que cantabas en público — Jeff sube los hombros —. La gente te aplaudía, porque lo hiciste muy bien.

— ¿De verdad?

— Sí.

— Bueno, quizá lo intente.

— Pero no te vayas a desanimar si no sale bien a la primera, puede que mi visión sea un poco más en el futuro.

— Ok, ok.

Después del almuerzo, que Jeff pagó por Kawi, los dos van hacia sus respectivas clases. Lo de la visión de Kawi cantando es una completa mentira. Las visiones que ha tenido sobre Kawi son pocas y la mayoría sin ninguna relevancia. Pero a veces le dice mentiras pequeñas para que se anime a hacer cosas, para que sea más valiente. Sí, son mentiras, pero hacen que su amigo sea feliz y que vea el mundo de otra forma, le da esperanza. Eso es algo difícil de encontrar para ellos dos.

Cuando va entrando al edificio en el que tiene su clase, Jeff mira la hora en su celular. Pero antes de poder leerla siente un empujón y el celular se resbala de su mano. Se agacha en el suelo para recoger su celular y las personas que lo empujaron pasan por su lado riéndose.

— ¿No viste eso en una visión, espécimen?

Esos no son compañeros suyos ni están en su año, son de estudiantes dos años menores. Lo que lo enoja más es que bajó la guardia, quizá no tenga visiones de cada desgracia, pero ha aprendido a evitar lo que no puede ver venir. Que al fin y al cabo es lo único que puede prevenir, porque una visión significa que está destinado a suceder.

Ahora su celular tiene una gran grieta de un lado a otro. La buena noticia es que todavía sirve. Le limpia el polvo y va a su clase. A pesar de ser el mejor del semestre tiene que esforzarse el doble de lo que lo hace el segundo. Siempre llega a tiempo, siempre se va de último. Siempre hace los trabajos más completos.

Cuando por fin termina la clase, ve su celular. La grieta de la mitad le recuerda lo estúpido que fue. Andar todo el tiempo con Kawi y haber pasado tiempo en esa empresa lo hizo olvidar cómo lo tratan normalmente. En la empresa todavía nadie sabe de su habilidad y Kawi es otro marginado. Se acostumbró a ser tratado como una persona normal y este es un pequeño precio que tiene que pagar, un recordatorio.

Un recordatorio del celular le recuerda que los boletos para el autodrómo ya se están vendiendo. Antes no había tenido dinero para ir, pero ahora puede permitírselo gracias al dinero de la lotería. Llama a Kawi, porque seguramente su clase ya terminó.

— ¿Quieres ir este fin de semana a ver una carrera de autos?

— ¿Una carrera? ¿De verdad? — bajó el tono de voz —. ¿No estarás gastando tu dinero?

— Eh, la empresa en donde estoy paga bien. Vamos.

Jeff escucha un ruido en el otro lado de la línea y la persona que habla después no es Kawi sino Pisaeng.

Mañana Será [Alan/Jeff]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora