Capítulo 10: Scala ad Caelum (Final feliz)

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El Gummiphone de Sora sonó con una videollamada. Al ver los rostros angustiados de Chip y Dale, supo que algo andaba mal.

—Chicos, ¿qué ocurre?—preguntó alarmado.

—Sora, hay problemas. Ven al castillo lo antes posible —respondió Chip con nerviosismo.

—¿Pasó algo con el Rey? —insistió Sora, temiendo lo peor.

Dale negó con la cabeza.

—Es sobre Natalia... su cuerpo desapareció de la enfermería —reveló Chip—. No sabemos qué pudo haberla llevado.

Sora palideció, sintiendo que el mundo se le venía encima. Sin despedirse cortó la llamada.

—Donald, Goofy, cambio de planes. Vamos a Castillo Disney de inmediato —ordenó con gesto sombrío.

¿Dónde estaría Natalia? ¿Estaría a salvo? Haría lo que fuera por encontrarla, fuera lo que fuera que la hubiera alejado de él.

Sin perder tiempo, Sora dirigió la nave hacia el castillo con manejo firme aunque por dentro se moría de ansiedad.

Al aterrizar, corrieron raudos hasta los jardines, donde Chip y Dale los esperaban cabizbajos.

—Chicos, ¿encontraron alguna pista? —preguntó Sora sin aliento.

Dale negó con gesto afligido—. Solo hallamos esto donde yacía su cuerpo —mostró un anillo con un rubí en el centro de la joya.

Sora examinó el anillo con manos temblorosas. Sin duda pertenecía a Natalia.

—¿Revisaron las cámaras de seguridad? Quizá hayan captado algo —sugirió con desesperación.

Las ardillas asintieron apesadumbradas. Se dirigieron a la sala de control donde comprobaron las grabaciones, avanzando frame a frame.

Sora contuvo el aliento al encontrar una figura encapuchada deslizándose sigilosa hacia la enfermería. Llevaba a Natalia en brazos, inconsciente.

—Esa ropa... parece que alguien de la Organización se llevaron a Natalia, pero... ¿por qué? —Goofy miró a Sora.

Sora se sentía al borde del colapso. No entendía por qué se habían llevado a Natalia, y cada segundo era vital para hallarla.

—Piensa, piensa... —musitaba desesperado, cuando las fuerzas lo abandonaron.

Se dejó caer de rodillas, agobiado por el estrés y la preocupación. Quería ser fuerte por sus amigos, pero el miedo de perderla sin haber podido protegerla era demasiado.

En eso, divisó dos siluetas que se acercaban corriendo. Eran Riku y Kairi, quienes lo habían estado buscando angustiados.

—¡Sora! ¿Qué sucedió? —preguntó Kairi arrodillándose a su lado.

Él sólo atinó a tenderle el anillo de Natalia, incapaz de hablar a través del nudo en su garganta. Riku comprendió de inmediato la gravedad de la situación.

—La encontraremos, lo prometo —aseguró con firmeza, tendiéndole una mano a su amigo.

Sora se llevó las manos al rostro, sin poder ocultar lo mal que se sentía. Riku y Goofy intercambiaron una mirada preocupada.

—Amigo, estás muy estresado. Debes tomar un descanso —sugirió Goofy con gentileza.

—No puedo... debo encontrar una pista —musitó Sora con la vista nublada.

—Te desmayarás si sigues así. Vamos a la enfermería, sólo será un rato —insistió Riku, tendiéndole una mano para ayudarlo a levantarse.

Sora dudó, pero al ponerse de pie casi se desploma. Con pesar, aceptó ser llevado para recuperar fuerzas y continuar la búsqueda. No descansaría hasta tener a Natalia a salvo entre sus brazos nuevamente.

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