Capítulo 4: El viaje del viajero.

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Hola de nuevo. ¿Se acuerdan que estaba durmiendo? Pues bueno, luego de una muy buena siesta el querubín estaba escribiendo algo en el mapa mientras Kiki dormía. En eso, escribía lo siguiente en esa hoja blanca:

‘Una biblioteca sagrada, un banco de corazones, el parque de los enamorados, el volcán prohibido, el restaurante más caro del mundo o un ritual’

—Bien… más lejos no debería estar mi padre. Ojalá esté cerca... —Murmuró aquel pobre niño equivocado.

—¡Kiki esta curiosa! ¡Kiki quiere saber que planeas!

—Ah, Kiki, me agrada que seas feliz. Estoy planeando viajar a un lugar muy, muy alejado de aquí. ¿Quieres acompañarme?

El querubín sin nombre la abraza mientras la mira hacia abajo, bastante cariñoso tal como si él fuera un pequeño koala. ¿Nunca han pensado querer abrazar hasta las estrellas? Me pregunto cómo es tu mundo. Debe ser más interesante que este. Debe ser más lindo, más… cálido. Pero que no que duela. Uno que calme, uno en donde diga: ¡Ey, esto no está tan mal! – y pueda ser libre otra vez. Esto es injusto.

—Querubín, Kiki quiere acompañarte, pero me da miedo porque no se qué pasará

—Oh, no temas. Yo estoy aquí. Prometo cuidarte de esas abominaciones y además… tengo un nombre, no me lo concedió Dios pero… pienso que es más bonito que el que me nombraste. Me llamo Leonel. Pero solo mis amigos me pueden llamar así, pero ahora que eres mi compañera de viajes, puedes llamarme como gustes. —Leo le da una sonrisa radiante hacia la chica.

—Tienes un nombre bonito, Leo. Mmm… ¿Pero a donde vamos?

—Nosotros iremos a buscar a Dios, es nuestra última esperanza, sea donde sea que esté el, lo buscaré y tú eres la clave, porque sin ti mi búsqueda no tendría sentido. En este mundo sin sentido, lo único que me da una razón de vivir es que todo vuelva como era antes. A pesar de que sea el más débil de los que sirve a mí señor, tuve el honor de conocer a su más preciada creación, y me honraría mucho poder protegerte. Ahora, bien, empezaremos a visitar lo último que queda de Literatura, ¿Sabes que es una biblioteca, Kiki?

La mencionada niega con la cabeza. ¿Por qué se preocupan tanto ahora? Hipócritas.

—Bueno, yo sé leer un poco. Tengo apenas seiscientos años, quizás aún haya una persona ahí para que te pueda enseñar… aunque no me molestaría enseñarte con lo poco que se, me pregunto que genero sea adecuado para ti, después de todo, tu eres quien escribió todos esos libros, así que sería como… ¿Leer tus recuerdos?

Se le queda viendo, en silencio.

—¿Oh? ¿Qué pasa?

Ambos se ven confundidos por un instante.

—No, nada… solo pensaba. Bueno, vamos. ¡No hay tiempo que perder! Afírmate de mi cuello, iré volando hacia allá —se agacha hacia el suelo, dejando que Kiki se suba encima de él para salir disparado por el aire, llevándose aquel mapa consigo.

¿Cuál es el punto? ¿Con que fin? ¿Por qué me despertaron? Estaba feliz en el reino de mis sueños. En donde ahí debía reinar, pero no. La codicia y la maldad no nacieron del todo de mi hija. Ellos… ambiciosos por el poder absoluto del paraíso, sin excepciones, esparcieron tanta muerte en el cielo que llovió sangre.

Capítulo 5: Saluda, señor Arte.

(PRIMER BORRADOR) La misión de KikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora