5. Kento Nanami

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Nanami suele frecuentar la cafetería que queda cerca de la escuela solo para ver si estás ahí

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Nanami suele frecuentar la cafetería que queda cerca de la escuela solo para ver si estás ahí. No lo va a admitir en voz alta, pero llamaste su atención. Ama la delicadeza que emanas, la dulzura que albergas en tu interior y, sobre todo, ama tu sonrisa.

—Oye Nanami —llama Gojo, apoyándose en el mencionado y pinchando su brazo para molestar. Nanami rueda los ojos sin poder evitarlo—; ¿A dónde vas siempre? Qué desapareces y no volvemos a saber de ti hasta que acaba el día.

Nanami suspira sonoramente.

—Eso a ti no te importa. —escupe el rubio, harto de la presencia de Gojo.

—No me importa, pero quiero saberlo. —sigue insistiendo Satoru—. ¡Vamos, no te cuesta nada decírmelo!

—Ni lo intentes. No te lo voy a decir.

Nanami sale de la escuela y se acomoda su traje, listo para emprender su habitual caminata hasta tu cafetería.

Mientras tanto tú te encuentras con una escoba entre tus manos, limpiando el suelo mientras un suave silbido sale de tus labios. Tus caderas se mueven al compás de la música que sale de la radio.

De vez en cuando no puedes evitar mirar hacia la puerta. Esperando, inconscientemente, la llegada de un invitado un tanto "especial".

La imagen de aquel hombre rubio retumba con brutalidad entre las paredes de tu mente. Una leve sonrisa aparece en tus labios.

No sabes qué te ha hecho, pero no puedes evitar haber caído ante él.

Es decir, ¿Tú lo has visto?

Despiertas de tu corto trance al oír la campanita de la puerta sonar. Giras tu cuerpo para mirar y, al segundo, sientes tu corazón latir con fuerza.

Ahí está el hombre rubio, mirando por todo el local hasta hacer contacto visual contigo.

Su corazón da un gran salto.

—Lo de siempre, ¿No?

Preguntas, con una pequeña sonrisa.

—Así es. —asiente.

Asientes para ti misma y te diriges a realizar el pedido.

Nanami se sienta en una de las mesas vacías del lugar y espera con paciencia a tu llegada.

Tus manos tiemblan sin cesar debido a los nervios que aquel hombre provoca en ti.

Pasados unos minutos, regresas con el hombre. Sin embargo, en tus manos yacen dos tazas de café.

Te acercas a Nanami y, sin que se te caigan las tazas, te sientas a su lado. Él levanta la mirada y no puede evitar sorprenderse ante tu aparición.

—¿Te importa si me siento aquí?

Preguntas, tímidamente.

—Para nada. —niega con la cabeza. Sonríes para ti misma y le haces entrega de su café.

Él le da un sorbo al café, en medio del inmenso silencio que hay entre ambos.

No es uno incómodo; más bien es uno cómodo. Ambos se pueden tomar el tiempo de pensar.

Y lo único que hay en tus pensamientos es el rostro del rubio.

—Kento Nanami. —se presenta de repente. Lo miras de reojo, sintiéndote cohibida ante su ronca voz.

—T/n T/a. —te presentas, con el pulso a mil.

—Encantado. —dice, removiendo el café con la pequeña cuchara.

—Lo mismo digo.

Y ahí está de nuevo. Otro silencio.

Sólo que, bueno.

Éste desaparece en el momento en el que Nanami dice unas palabras que logran descolocar todo tu mundo.

—¿Sabías que, cuando termino de trabajar, lo único que pienso es en venir a esta cafetería? —te dice, tomándote por sorpresa.

—No lo sabía. —una suave risa acompaña tus palabras.

—Para verte. —agrega, tomándote por sorpresa.

Un sonrojo hace acto de presencia en tus mejillas. Carraspeas levemente y miras a la mesa; estando tan nerviosa que no puedes ni mirarlo.

—¿Ah, sí?

Él asiente de inmediato.

—Es lo único que me motiva a seguir trabajando y ganando dinero. Para venir aquí y comprar algo, solo para verte. —dice el hombre, totalmente serio.

Está siendo sincero. Muy sincero.

Y eso te encanta.

—Yo suelo abrir el local con la esperanza de verte por aquí. —admites.

Él se sorprende un poco.

—¿Te parece si nos tomamos el tiempo para conocernos y ver qué surge?

La pregunta que le sugieres lo toma por sorpresa, pero asiente igualmente.

—Me encantaría.

Y, tras esas dos palabras, le seguiría toda una noche con ustedes dos a solas, con un café entre vuestras manos y un solo amor.

Nanami no lo sabe, pero ha encontrado el amor en una cafetería.

Tú no lo sabes, pero has encontrado un lugar seguro en aquel hombre rubio que frecuenta tu local.

Ninguno lo sabe, pero vuestra historia de amor está hecha para contarse en un libro...

Ninguno lo sabe, pero vuestra historia de amor está hecha para contarse en un libro

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¡Aquí tienen el os de nanami, aka mi marido!

Espero que os haya gustado! <3.

Dedicatorias especiales:
androidmiles
krschtnidk

¡Nos vemos en el siguiente os!

—Massi 💗.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━━ jujutsu kaisen. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora