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Todos te observan caminar de la mano junto a aquel peliblanco. Ambos llevan una sonrisa egocéntrica en vuestros rostros; amáis la atención que recibís por el simple hecho de ser una de las parejas más exóticas de todo Tokyo.
O también os miran por el hecho de que detrás vuestra están tres hechiceros con muchas bolsas colgando en sus brazos.
A Gojo no le importa gastarse todo lo que tenía; si eso significa que te verá feliz, entonces el dinero es lo de menos.
—¿Quieres algo más, bombón? —te pregunta Satoru, acariciando el dedo donde llevas un anillo de compromiso. Sonríes al sentir sus caricias.
—Por ahora está bien, muchas gracias. —agradeces, acomodando tu pelo. Gojo asiente.
—Cualquier cosa que necesites, ya sabes. Me dices y vamos inmediatamente a esa tienda, ¿Vale? —te susurra. Asientes. Una ola de satisfacción te inunda al oír sus palabras. Amas toda la atención que te da el peliblanco.
Y el ser su mujer es lo mejor que te ha ocurrido en la vida.
—Profesor. —llama Itadori, entre quejidos. Ambos os giráis y observáis a los tres hechiceros con un semblante cansado—. ¿Podríamos descansar un poco, por favor? Estamos muy cansados. —pide.
Gojo te mira.
—Se hará lo que la señorita Gojo desee. —indica el albino, volviendo a mirar a los tres hechiceros. Éstos te miran, esperando tu respuesta.
—Será mejor que nos sentemos en ese banco que está ahí. Los chicos están muy cansados. —dices. Un suspiro de alivio sale de los labios de Nobara, quien deja caer con delicadeza las bolsas en el suelo—. Cariño, dame esas bolsas. —le dices a la castaña. Ésta intenta negarse, pero se calla al ver que ya estás enfrente suya. Agarras las bolsas con la delicadeza que solo tú sabes usar y te diriges al lugar indicado.
Gojo te sigue de inmediato mientras vigila que nada se pone en tu camino que provoque alguna caída o algo peor.
Ya enfrente del banco, dejas las bolsas en el suelo y vas dejando que los adolescentes se sienten. Gojo toma asiento entre Nobara y Megumi. Abre los brazos y permite que te sientas en sus piernas. Sientes como unos brazos fornidos pasan por tu abdomen y un mentón se apoya en tu hombro.
—Lamento haberos hecho llevar muchas bolsas, chicos. —te disculpas mirando a los tres adolescentes.
—No es nada, señorita Gojo. —responde Megumi, tan neutral como siempre—. Tus deseos son órdenes.
Gojo asiente levemente, orgulloso.
—Lo siento, no me puedo aguantar más. —dice de pronto Itadori—. Señora Gojo. —te llama. Giras la cabeza para mirarlo. Él se pone levemente nervioso al sentir tu mirada sobre él—. Qué prefieres. ¿Jennifer Lawrence o Jennifer López?
