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Tus ojos chocan ferozmente contra la figura del chico nuevo del instituto. Analizan con sumo cuidado cada detalle, sin ignorar la gran cantidad de energía maldita que emerge de él.
—Disimula un poco. —te susurra Panda, estando en posición de ataque al sentir la energía maldita del chico.
—No estoy haciendo nada. —confundida, le dices—. Solo estoy mirando al chico nuevo, nada más.
Sacas tu katana, preparada para atacar en caso de algún ataque sorpresa.
—Pues parece que te lo quieres comer con la mirada. —te dice Maki, a tu izquierda.
—No lo conozco de nada. —niegas—. Es la primera vez que lo veo en toda mi vida.
Mentira.
A Yuta lo conoces desde que era un niño pequeño. Eras su mejor amiga, junto a Rika. Sin embargo, tras lo ocurrido, tus padres decidieron irse de ahí para que el trauma desapareciera por completo. No pudiste volver a tener comunicación con Okkotsu nunca más.
Por desgracia, esto dolió aún mas porque desde que eras una niña los sentimientos estaban ahí, floreciendo con el paso del tiempo.
¿Y que te puedo decir?
Aún no han desaparecido.
—¿T/n?
Despiertas de tu trance al oír tu nombre. No obstante, te congelas rápidamente al ver que Yuta te está mirando; confundido.
—¿Hola? —finges que no lo recuerdas, aún sabiendo que tu corazón está latiendo muy rápido.
—¿No te acuerdas de mí? —con dolor, te pregunta.
—¿Lo conoces? —me pregunta Panda, aún en posición de ataque.
—Se podría decir que sí. —le respondes, bajando la katana. Todos los recuerdos aparecen en tu mente, provocándote un gran dolor de cabeza.
Todos se relajan.
—Éramos mejores amigos, T/n. —insiste Yuta—. Vine a esta escuela solo porque el profesor me dijo que tú estabas aquí.
»Desde lo que pasó con Rika, perdí la comunicación contigo. Y el ver que volvería a verte otra vez fue muy gratificante para mí. Pero ya veo que tú apenas y te acuerdas de mí... —termina de decir, adentrándose un poco más en la clase.
Rika, al sentir el estado de ánimo de Okkotsu, no duda en salir y atacar a la persona que ha dañado al mencionado. Sin embargo, no se espera ver que esa persona eres tú; su mejor amiga de la infancia.
Esos ojos... Los reconocería en cualquier lugar.
—T/n... —llora Rika, con la voz distorsionada.
La puerta es abierta con brusquedad. Diriges tu mirada a ésta, aún con la sensación de tener miles de elefantes saltando en tu pecho. Sentías miles de telarañas acariciando con ferocidad tus dedos y sentías la mitad del cuerpo entumecido.
