Capítulo 5. ¿Qué tienes pensado?

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Samantha miró a Ari con confusión, sin entender por qué la mujer aún reconocía el verdadero rostro de Samantha Rivera y no había estado bajo el efecto del deseo de la mujer con la que había hecho un trato horas antes. Se paseo por la sala de estar con su mirada fija en la rubia, dejando su bolsa sobre el sofá, parecía estar acechándola más que mirándola, sin embargo su mirada penetrante no parecía tener efecto alguno sobre Ari, pues ella continuaba mirándola con sus brazos cruzados y su ceño fruncido, esperando una explicación.

-¿Y bien? ¿No vas a decirme nada? -Samantha negó con la cabeza sin comprender.

¿Cómo conoces a Samantha Rivera?

-¡Ese no es el punto! -la castaña frunció su ceño, cruzando sus brazos al igual que Abril y mirándola con sospecha, a lo que Ari giró sus ojos y contestó- Mi... primo es periodista en Since Planet, un periódico de Everett, lo visité justo cuando Samantha fue a su hogar para revelarle información acerca de su hermano Damiano, sólo la ví durante unos minutos pero conozco su rostro... ¿Qué le hiciste?

La castaña soltó una risa sarcástica ante aquellas palabras.

-¿Qué le hice? ¿Acaso se te olvida quién soy? -por un momento Samantha no sintió aquella especie de control que había tenido Ari sobre ella desde el comienzo del día- Sí, quizás tú deseaste que fuera tuya ¡Y estoy cumpliendo con mi parte del trato! Fui tuya ayer e iba a serlo hoy en la mañana, he actuado como cualquier novia lo haría, te serví el desayuno, te di un aventón a tu trabajo y adicionalmente obtuve tu café favorito y el de tu ostentosa jefa, pasé por ti para almorzar como lo pediste ¡Conseguí una vida, un apellido y un oficio como me lo pediste! ¿Y aun así te atreves a cuestionar mi verdadero trabajo? Es el colmo, he tenido suficiente en un solo día, ustedes los humanos son increíbles.

Hizo un gesto con sus manos girando sobre sus talones para comenzar a caminar en dirección a la puerta. Abril la detuvo, tomándola del brazo para que no se marchara.

-¡No se me olvida quien eres! -Ari soltó un suspiro, mirando a Samantha con un gesto suplicante en su rostro que hizo a la otra mujer sentir un escalofrío en su espalda- Samantha, no olvido quien eres y no cuestiono tu trabajo, únicamente quiero saber qué sucedió con la verdadera Samantha... ¿Ella está bien? ¿No la... desapareciste o algo así?

Samantha soltó un suspiro, quitando de su brazo la mano con la que Abril la sujetaba, sosteniéndola entre las suyas por un momento y fijando sus ojos en su mano, detallándola, su piel era blanca, sus uñas ligeramente largas estaban pintadas con un esmalte de un color cremoso, era suave y delicada, podía recordar como esa mano recorrió, junto con la otra, su cuerpo el día anterior sin pudor alguno, acariciando cada rincón de su cuerpo, haciéndola sentir una extraña sensación de calidez... lo cual le parecía extraño porque su temperatura corporal generalmente era más caliente de lo normal, sin embargo al sentir las manos de Ari contra su piel había sentido una calidez que no podía explicar. Era raro. Todo en Abril Garza le parecía raro. Entrelazó su mano con la de Ari y por fin la miró a los ojos.

-No la desaparecí -jugó con sus dedos entrelazados- Ella estaba desesperada, luego de desenmascarar a su hermano varios aliados del mismo trataron de hacerle daño, inclusive su madre trató de quitarla del camino... no podía confiar en nadie -llevó la mano de Ari a sus labios, depositando un pequeño beso sobre el dorso de la misma- No voy a decir que fue una coincidencia, no lo fue... todos mis clientes son personas que alguien suelo investigar minuciosamente hasta encontrar el momento perfecto para que yo aparezca frente a ellos, ella no fue la excepción, su desesperación la llevó a aceptar un trato rápido.

¿El mismo trato que hiciste conmigo?

-Correcto, el mismo... su alma a cambio de algo que deseara -Samantha liberó la mano de Ari y ésta la llevó hasta su mejilla, acariciándola con parsimonia- Me dijo que deseaba desaparecer, le expliqué que eso implicaba morir... así que le ofrecí algo mejor. Ella podría iniciar una vida normal, desde cero, en cualquier lugar que deseara... inclusive aquí en Boston o Everett, yo tomaría su lugar es decir que mi rostro sería reconocido por todas y cada una de las personas que la conocieran como el de Samantha Rivera, mientras que ella no sería sino una simple ciudadana más... Leonor Lancaster. Y al morir, como siempre, su alma seria mía.

Tus deseos son mis órdenes | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora