Capítulo 3

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3-Riesgo.

Cuarto día atrapados bajo el búnker y al acercarme a la puerta de salida aún se escuchan las patrullas militares rondando por ahí.

Me acerco a la puerta dos veces por día, en la mañana y en la noche, intentando escuchar algo por los escombros que obstrullen la entrada. Sé que eventualmente también destruyeron el laboratorio exterior de mi madre, y al derribar la pared de la entrada todos esos escombros cayeron sobre la superficie de la entrada en el suelo. ¿Cómo es que nunca los militares notaron algo más? Eso es por el excelente mecanismo de camuflaje que mi madre desarrolló.

Aún así, al acercarme ahí y prestar toda mi atención, se pueden escuchar y sentir las vibraciones de los tanques de guerra navegando por la superficie. Todavía no es seguro salir y comienzo a sentirme desesperado.

Estar en confinamiento se convirtió en algo usual para mí, pero no de esta forma. Quiero saber qué pasa allá afuera.

-¿En qué piensas?

La voz de Shoto me saca de mi pensamientos y me doy cuenta que tengo una cuchara llena de comida a medio recorrido en dirección a mi boca.

Ambos estamos comiendo sobre una mesa. Bajo la cuchara al darme cuenta que estaba comiendo como mecanismo en automático.

Los ojos de Shoto están fijos en mí. Puedo decir que en cuestión de tres días me siento un poco menos intimidado por su mirada, comprendí que así es naturalmente, o al menos eso creo. También, en cuestión de tres días he logrado que él hable más conmigo. Fue un proceso difícil, a veces solía sentir que me ignoraba y, aunque no es algo que me moleste, necesitaba sentir la compañía plena de otro ser humano.

Tras estar tres días los dos solos, encerrados y compartiendo el mismo espacio, me apena decir que no sé nada de él. He logrado que hable más conmigo, incluso con naturalidad, pero no que me diga nada de él. Somos dos desconocidos que conviven en el mismo espacio y, está bien. Lo entiendo. Ambos estamos en una situación bastante tensa y somos sobrevivientes a una guerra que no parece tener fin a pesar de llevar tres años en marcha.

-En nada, de verdad -miento e intento disfrasar mi mentira con una sonrisa sutil.

-Mientes.

-No, no.

-Lo haces. Eres un libro abierto, no sabes mentir.

Dejo que mi cabeza se incline al frente. Incluso si no sé nada de él y se niega a hablar sobre su persona, he notado tras varios días de convivencia que es muy perceptivo respecto a mis emociones a pesar de que él no demuestra las suyas. O puede ser que él tiene razón, yo no sé mentir, pero esperaba que él no se diera cuenta de eso al conocerme tan poco.

-Solo... pensaba en el exterior, y en lo mucho que me gustaría salir sin correr peligro de muerte.

-¿Tienes a alguien importante a quién ver?

Guardo silencio. Quiero aferrarme a la idea de que sí, pero muy en el fondo de mi corazón sé que no es así. Ya no más.

-No, ya no -admito, con cierto tono de tristeza y desviando la mirada. Sé que si miro a Shoto no podré contener las lágrimas.

-¿Por qué?

-Mi madre era la única persona que me quedaba, y... Se entregó para salvarme.

Me limito a responder sin tener muchos animos de decir algo más. Shoto parece entender que no quiero hablar más del tema y vuelve a prestar su atención a la comida que tiene en frente. Hago lo mismo.

-¿Por qué no te puedo tocar?

Pregunta tan de repente que me toma desprevenido y un sonido aeroso y fino sale de mi garganta. Me tomo mi tiempo para procesar su pregunta que sabía que llegaría en cualquier momento pero no estoy listo para ella todavía.

Suplicio | TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora