Capítulo 9

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9-Fuera de control.

No puedo creer que estoy a punto de salir al campo, y tampoco puedo creer que estoy a punto de enfrentarme a la guerra tal cual, sin vivir oculto en un lugar que me priva de conocer el exterior.

—Sargento Midoriya, es hora de irnos —me anuncia un soldado.

Termino de colocar las últimas armas dentro de mi uniforme y me voy.

En la salida resguardada me guían un par de soldados. Analizo todo. Me sorprende ver la cantidad de seguridad que hay, desde que llegué por primera vez a este lugar, no había salido, y aquella noche estaba muy oscuro para que pudiera notar la cantidad de seguridad y guardias que hay. Me hace sentir intimidado.

El sol recién comienza a iluminar el azul oscuro de la noche, es bastante temprano, pero por lo que me dijeron tendremos que partir así para llegar a buena hora al campo de concentración.

Los soldados me guían hasta una zona llena de tanques que están listos para partir. Me indican a cual subir y, al ver quién se resguarda dentro del tanque que me han asignado, la sangre se me hela.

Es el general Shigaraki.

No está haciendo nada especial, pero su sola presencia presenta en mí una opresión en mi pecho. Es bastante intimidante y, aunque hay más soldados con él, su atención está fija en mí.

Subo al tanque intentando ignorar su mirada. Me siento en el único lugar con el suficiente espacio para que mi cuerpo pueda sentarse y su mirada sigue igual de fija en mí.

—B-buenos días, general.

No responde, y sus pupilas me recorren de la cabeza a los pies y de los pies a la cabeza. Un escalofrío desagradable me acaricia los huesos.

—Eres un niño.

—¿D-disculpe?

—¿Cuántos años tienes? —pregunta, mirándome fijo a los ojos.

—Diecisiete, señor.

—Y ya tienes tal fama.

Quiero preguntar a qué se refiere, pero algo me dice que la respuesta no me gustará y decido guardar silencio.

—Estoy ansioso por conocerlo, sargento Midoriya.

—Y-yo igual, general.

Bajo mis piernas siento movimiento. El tanque ha partido.

Después de un rato considerable de silencio incómodo y en el cual evito a toda costa mirar al general Shigaraki, él decide hablar.

—Dime, es interesante saber que alguien de tu estatus jamás perteneció a la milicia de forma oficial hasta el presente. Entiendo que aún no cumples la mayoría de edad, pero ante nuestra ley hace varios años pudiste convertirte en cadete oficial. ¿Por qué fue así?

Su pregunta me toma tan de sorpresa, que me quedo en blanco por algunos segundos.

—Eso estuvo influenciado por mi madre, principalmente. Ella no quería exponerme ante el riesgo que presenta una guerra.

Es cierto, pero no es la verdad completa. Después de haber visto varias cosas, yo mismo decidí que no quería ser parte de eso. Mi madre respetó mi desición.

—Supongo que ante todo la general Midoriya también era una madre preocupada por su hijo.

—S-sí.

—Pero aún así te utilizaba como método para interrogar a los enemigos más temibles, ¿no es así?

—Sí...

Suplicio | TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora