Capítulo 7

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7-Propuesta

Bajamos de los tanques en una zona muy específica para ellos y al hacerlo me doy cuenta que hay muchos menos de los que vi en el comienzo. Le pregunto a la teniente Mirko sobre los demás y me ha dicho que se quedaron como refuerzos hacia la zona invadida.

Me quedo estupefacto ante lo que veo. Frente a mí tengo una enorme estructura con muchos metros de alto que se extiende a los costados. Observo a mi alrededor, y me doy cuenta que estamos en una área abierta que está rodeada por más estructuras.

Y, entonces entiendo en dónde estamos: la base militar central. Aquella que posee el armamento más poderoso y entrena a los soldados más fuertes; aquella que resguarda los secretos más oscuros de la guerra.

—Entren, el presidente los espera.

Nos reciben unos amplios pasillos que llevan a más habitaciones de las que puedo contar. Mirko nos dirige a un ascensor y un soldado que nos escolta nos sigue.

El ascensor se para, e inmediatamente comienzo a sentir alguna pesadez extraña que inunda el ambiente. Las puertas de abren, y admiro una enorme oficina. Estantes y repisas a los costados. Adornos de medallas aquí y allá, y un escritorio con libros y papeleo encima y, detrás de ese escritorio, está sentado un intimidante hombre con el cabello rubio y mirada oscura. Tiene las manos entrelazadas sobre el escritorio y nos mira sin dejar de lado ningún detalle de nosotros.

Mirko hace una reverencia y por acto instinto yo también la hago, pero mis ojos solo divagan entre los soldados infalibles que están a los costados de la oficina. A pesar de que estoy tan acostumbrado a convivir entre soldados, puedo notar que los que tengo a mi lado son aún más amenazantes que con los que convivía.

—Me alegra verte de nuevo, joven Midoriya.

El presidente Yagi se levanta, y me da la impresión de que su silueta se ha hecho incluso más grande que antes. Me siento como una hormiga frente a él.

Su mirada me analiza de pies a cabeza y siento un escalofrío en cuanto se detiene en mis heridas. Sé que no debería, pero por alguna razón me da vergüenza presentarme así ante él.

Termina de escanearme y continúa con Shoto. Lo analiza de pies a cabeza y con cada avance que da su mirada tengo más dificultades para respirar. Veo que se concentra en su rostro, más específicamente, en la marca que tiene en su ojo izquierdo.

—¿Quién es él? —pregunta, sin desviar la mirada.

Insinuando la reacción inmóvil de Shoto, me atrevo a decir que yo estoy más ansioso sobre su pregunta.

—Su nombre es Shoto.

—¿Y su apellido? —pregunta, aún sin desviar la mirada de él.

Trago saliva con dificultad al darme cuenta que no lo sé. Shoto jamás me lo dijo.

¿Qué sé de él realmente?

—Todoroki —responde Shoto.

—Ese es un apellido europeo —acusa el presidente.

—Así es señor —me apresuro en decir—. Como verá, él es un mestizo; sin embargo, es un ciudadano ja...

Mi frase se ve interrumpida al ver como el presidente Yagi levanta la mano y en ese movimiento todos los soldados rodean a Shoto y lo apuntan directamente con sus armas. Mirko se hace un lado por orden suya y pretenden que yo haga lo mismo, pero no lo permito.

Me coloco frente a Shoto y extiendo mis brazos rodeando su cuerpo pero sin tocarlo, intentando protegerlo de los soldados que apuntan a él sin ninguna duda. Doy unos pasos hacia atrás y Shoto retrocede conmigo, en cuestión de segundos nos encontramos acorralados contra la pared con aún las armas apuntando a nosotros. Siento temor instantáneo, pero no permito que me domine porque de hacerlo, sé que no dudarían ningún segundo en dispararle.

Suplicio | TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora