Tierra recuerda que se había sentido feliz, inmensamente feliz desde el primer momento en que pudo sentir como sus pequeños microorganismos nadaban con tranquilidad en sus antiguos mares.
No había tenido demasiada preocupación por ellos en ese momento, después de todo las cosas siempre estuvieron bien.
Porque aunque su vida era muy pequeña, se dio de que poseían una fortaleza incluso más sólida que cualquiera de sus rocas. Ellos estuvieron bien y con el tiempo siguió contemplándolos con regocijo, a pesar de que eso era lo único que podía hacer.
Hasta que comenzaron a evolucionar.
Y entonces vio con gran maravilla como su creación sorteaba las barreras que se le habían impuesto y comenzaba a explorar ampliamente todo su entorno. Desde los primeros invertebrados y peces que se desplazaron por sus océanos, hasta los anfibios que vinieron después y se atrevieron a dar los primeros pasos en su superficie.
Tierra recuerda. Ahora recuerda que en esos días había compartido en repetidas conversaciones, todo el sentir que le generaban con su luna. Y su eterno y fiel compañero siempre lo había escuchado con un brillo particular en sus ojos mientras hablaba de lo hermosa que era su vida.
—¡Mira, Lunita! Algunos llegan a ser lo bastante grandes como para hacerme cosquillas mientras se mueven.
Luna se reía cada vez que podía ver como Tierra se abrazaba a sí mismo y contenía una risa. Aún se parecía bastante a ese época en la que jugaban con los demás planetas.
—Ya lo noto... —había dicho de igual forma, con una sonrisa que adornaba su rostro—. Ojalá algún día pueda verlos más de cerca.
—Lo harás —contestó Tierra con convicción, confiado por completo de que en algún momento su vida sería lo bastante fuerte y grande para que sus vecinos pudieran ver su esplendor. Así mismo dirigió su mirada a los otros planetas que los contemplaban con curiosidad—. Todos ustedes lo harán.
Esos tiempos habían sido tranquilos, sin muchas preocupaciones para ninguno de ellos.
Fue en el momento en que ocurrió la primera extinción masiva que todo comenzó a cambiar. Y no para bien.
Ese fue el momento en que comenzaron a darse cuenta de que, a pesar de que la vida siempre lograba encontrar su camino, las inevitables secuelas que dejaría en el pequeño planeta les harían ver que no siempre era algo bueno.
Sin embargo, Tierra y su vida lograron superarlo contra todo pronóstico. Y una vez más, su creación hizo algo que los dejaría asombrados a todos.
La superficie de la Tierra fue cambiando con el paso del tiempo. Su atmósfera, de antaño amarillenta debido a las grandes cantidades de metano que siempre imperaron, se había revolucionado a medida que el preciado oxígeno lo desplazaba, mientras sus océanos se tornaban de un hermoso azul profundo, con nubes blancas que recorrían los cielos cargadas del vital líquido.
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En un lugar llamado Tierra [Solarballs]
FanfictionAquel pequeño planeta verde y azul había pasado por tanto sufrimiento en toda su larga existencia que ya le era difícil no sentirse acostumbrado a ello. Desde las penurias que sufrió su vida hasta la misma sensación desgastante de verlos desaparecer...