Capítulo Ocho

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Ayanokouji me pidió ir con él

Solamente estaba en mi cuarto dibujando, cuando veo un mensaje, Chabashira-Sensei lo llamó, pero dijo que se sentía seguro conmigo al lado, bastante extraño

-Desperdician el dinero en presupuesto -dijo el castaño, ambos nos sentamos, la obra sobre Ícaros y el sol estaba siendo representada

-Hace unos días, un hombre llamó a la escuela, dijo "expulsen a Kiyotaka Ayanokouji"

-¿Por qué? -pregunté asustada

-No se quien era, pero no pueden expulsar a nadie sin razón

-Claro, mientras estudies aquí, las reglas te protegen, claro que si causas problemas, será otra historia

-Lo siento, pero a diferencia del arrogante Ícaro, no pienso pelear contra el sol

-Tus intenciones no importan, si decido que eres un problema es lo que serás

-¿Está amenazando?

-Te ofrezco un trato, si intentas llegar a la Clase A, te cubriré completamente, es un buen trato ¿no?

-Yo no lo considero así -se puso de pie, lo imite

-Entonces, me temo, Ayanokouji, que serás expulsado y perderás tu libertad -el chico agarró del cuello a la profesora

-¡Ayanokouji!

-¿Se considera una profesora?

-Decide ahora, ¿llegarás a la Clase A o serás expulsado? -la obra terminó, al igual que el agarre de Ayanokouji

-Podría lamentar el intentar manipularme

-No te preocupes, mi vida está llena de lamentos

Ya al irnos, no quise decir una palabra, solo tenía la cabeza hacía abajo

-No seré expulsado -dijo, estaba frente mío dando la espalda

-¿Estás seguro? La amenaza de Chabashira-Sensei parecía bastante seria -me vio y agarró mi mano derecha

-Es una promesa -lo mire a los ojos, de alguna forma sabía que no estaba mintiendo

-De acuerdo -le di una sonrisa

Resulta que estamos en un crucero, un verdadero Paraíso Tropical, piscinas, restaurante de primera clase, spa, gimnasio, etc

Es enorme, casi me llegué a perder tres veces en el mismo día

-¡Le diré a Kushida lo que siento! -estaba con los chicos enfrente de la piscina y a Ike se le ocurrió esa idea

-¿Estás seguro? -pregunté, ya el tema de Kushida a estas alturas me daba igual, lo que no quería es que el corazón de mi amigo fuera destrozado

-No hacer nada y vivir lamentándolo...sería patético

-Vamos -aportó Ayanokouji, casi me muero de la risa por como lo pronuncio

-¡Aquí voy! -fue en busca de la chica

-¿Qué tanto quieren apostar? -sugerí

-¿Qué pasa Ike? -preguntó Kushida, a los cuatro nos importaba el cómo se iba a desarrollar

-Kushida, ¿pu...? ¿pu...? ¡¿Puedo llamarte por tu nombre?! -me di una cachetada mental

-¿No puedo decirte Kikyo?

-Entonces, ¿puedo llamarte Kanji? -el chico quedó estático, hasta que se arrodillo y soltó un grito

-¡Lo logró! -Sudou casi suelta lágrimas

Protegerte (Ayanokuoji y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora