Capítulo 14

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—Pasa—articulo y en cuanto entra a la mansión cierro la puerta.

Handres me da la espalda al entrar, se queda parado sin darme la cara en un inútil intento de ocultarme algo que he visto con claridad.

—¿Qué te pasó en la cara?

—El comandante.

Yo camino y me sitúo frente a él. El comandante ha sabido vengarse personalmente de Handres. Trae el ojo morado e inflamado, casi no lo puede abrir y parpadea varias veces para ver. Conserva una mancha morada debajo del labio. Chewym está mejor en comparación con Handres.

—Te dio un buen gancho derecho.

—Es zurdo.

Nos quedamos en silencio hasta que el hervidor burbujea y tengo que ir a desconectarlo para preparar el té. Ver su cara magullada y recordar que todo esto fue por mi culpa no me estaba sentando bien. Ni tampoco el hecho de que en cualquier momento llegaría el comandante y se desate una batalla campal en mi sala. Tenía que hacer que se fuera. O el comandante le dejaría el otro ojo peor.

—¿A qué viniste?

Vierto el agua en la taza y luego adiciono el té.

—A disculparme.

—¿Por qué? Dijiste lo que sentías, no hay nada porque disculparse.

Apoyo las manos en el borde de la mayólica de la cocina para mantenerme en pie y dar la cara, y recordar lo que sucedió en el bosque.

—Sí la hay, solo dije tonterías que no eran verdad.

—No te engañes, Handres.

—Es verdad. Lo dije porque estaba enojado...

—No trates de justificar con tu ira lo que dijiste ese día. Después de todo, era lo que pensabas y no tuviste el valor de decirme.

—Celes, lo siento.

—Sé honesto como lo fuiste en el bosque. ¿Por qué viniste? Verdaderamente. ¿Nycholas te pidió que lo hicieras?

—¿Nycholas? No le he visto desde que me detuvieron. He salido esta mañana y lo primero que quise hacer fue venir a pedir perdón porque me equivoqué.

—Entonces viniste a calmar tu conciencia.

—¡Claro que no! Al estar detenido pensé en cómo lastimé a las personas que me importaban y me sentí culpable porque no se lo merecían... Ni tú ni Nycho ni el maldito de Chewym.

—Handres, yo no te importo.

—Me importas.

—No me conoces veinte años como a los demás.

—Si no me importaras, no me habría tomado la molestia de venir hasta tu casa.

—Vivimos en la misma calle, obligatoriamente ibas a pasar por aquí.

—Habría ido a mi casa—continúa—, y te habría ignorado en la escuela y en la calle. Si no me importaras, seguiría con mi vida como siempre. Pero vine a arreglar mi error. Te culpé y recapacité. Estuvo mal tratarte así.

El mismo hueco vacío aparece mi pecho. Las emociones salen de mi cuerpo y dejan un hueco. Demuestra arrepentimiento en el coloreado rostro que fue creación mía.

Es mi momento para disculparme.

—Fue mi culpa que terminaras con la cara así. Si no te lo hubiera dicho...

—Terminé así por las decisiones que tomé. Nadie es el culpable: sólo yo.

—Todos tenemos culpa en esto: yo por creerle a Chewym y contarte, tú por golpearlo y el comandante por golpearte. El único inocente es Nycholas.

MY DARK LIGHT©  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora