MY DARK LIGHT© #PGP2024

Capítulo 15

"C. R. Sanchez." Grabado en el interior. Recuerdo haber visto esas mismas iniciales en una tarjeta de papel.

—¿Qué dices?

Paso de hojas, rápido. Saber la verdad no es algo que deba demorar. Busco la verdad en medio de las hojas blancas tinteadas de apuntes. Y doy con lo que quiero. Es una foto reciente de la familia Pendrents. Marcus, Anne y Nycho por la acera, se les ve los rostros a pesar de estar caminando sin darse cuenta de la discreta foto que les tomaron.

Los rostros de los dos primeros fueron cubiertos por un círculo rojo. Tachados de la foto y de la vida. La cara pensativa de Nycholas en la foto solo tiene un signo de interrogación. Quincena de agosto del año pasado.

—¿Tú mamá tuvo una relación con el comandante?

—¡¿Qué?! ¡Nunca!

Nycholas cae de rodillas a mi lado para ver la libreta: para verse en la foto donde él es el objetivo en blanco.

—Me harté de verla feliz con Marcus. Lo eligió a él y no a mí. ¿Por qué eligió a un abogaducho de quinta y no a un comandante? —termina de leer y da vuelta a la hoja para continuar—. Dejó de ser mía, y ya no será de nadie.

Acceso a las armas y acceso al hacer y deshacer evidencias. ¿Quién habría sospechado de él? Un agente de la ley, fiel servidor del orden que acabó usando sus conocimientos para cualquier otra cosa que no fuera... Hacer lo que hizo. El comandante fue el enemigo desde el principio.

—Él lo hizo —me covenzco de mis palabras—. Fue él.
Nycholas no me responde, no esperaba que lo hiciera.

Me arrancha la libreta, teclea tres dígitos y se pone el celular en la oreja.

—¿Qué haces?

—Llamar a la policía.

—¿Qué? ¡Él es policía!

—Irá a la cárcel. Y tenemos evidencia. Irá preso.

Con impulso levanto las piernas y me aproximo a él. Nycholas da un paso atrás, adelantándose a lo que haré.

—Es una idea terrible, para que lo sepas. Lo sabes, ¿no?

—Mató a mis padres.

—Lo sé.

—¡Me interrogó y me preguntó si yo sabía de algún sospechoso! ¡Me miró a la cara como si nada cuando él los asesinó!

Arrastro el pie hacia adelante, despacio, para que no note que estoy acercándome.

—Te entiendo... De verdad. Pero piénsalo un momento.

—¿Qué tengo que pensar?

Muevo el otro pie. Aprovecho que en la comisaría no han contestado el teléfono.

—Él es de la policía, ¿qué crees que nos hará cuando sepa lo que tú y yo sabemos?

Nycholas, entrando en razón, deja abiertos sus labios para decir algo. 

—¿Aló?

Oigo que una voz femenina responde.

—¿Hola? ¿Sí? Soy Nycholas Pendrents y...

Extiendo el brazo, sin dubitaciones, y jalo con los dedos fuertemente el aparato.

—¿¡QUÉ HA-!? ¡DÁMELO!

Lo he tomado por sorpresa, que era lo que quería. Cuelgo la llamada y tiro a atrás el brazo izquierdo, con el celular entre los dedos, manteniéndolo fuera de su alcance.