Capítulo 5.

2 0 0
                                    

Los menores se acercaron a la pareja que estaba preparando la cena, Mok Seok, estaba temblando de pies a cabeza, Lyon trataba de calmarlo susurrándole cursilerías, pero no era suficiente, el menor se sentía demasiado incomodo, hasta el punto que terminó lastimándose los labios al morderlos con demasiada fuerza.

— Kukki, ¿estás bien? Déjame ver... ¿Por qué te mordiste tan fuerte los labios?

— No lo sé, me puse demasiado nervioso y me asusté... —admitió el menor con la respiración algo irregular.

— Tranquilo, no dejaré que te pase nada, debo cuidar a mi bella esposa —respondió el mayor antes de besarlo, cosa que avergonzó sobre manera al pelinegro.

Ambos adultos se quedaron mirando aquella escena con sentimientos encontrados, por un lado les molestaba que fueran tan cariñosos pero por el otro, estaban agradecidos con aquel alfa que estaba cuidando de aquel Omega como si fuera lo más importante en su vida.

Más calmado, Mok Seok y Lyon se acercaron a la otra pareja, quienes habían comenzado a servir la cena para todos.

— Pensé que no regresarían, ya es bastante tarde y ustedes aún no venían, creí que se los abría comido alguna bestia. —habló burlesca la mujer—. Siéntense a comer, podrán preguntar lo que quieran después de cenar.

Mok Seok hizo el ademán de querer preguntar algo, pero no sintió el valor necesario como para hacerlo, de hecho, se sentía bastante incómodo y ansioso como para poder ordenar sus palabras e inclusive para siquiera pensar con claridad.

Durante la cena nadie dijo nada, de vez en cuando el hombre hacía algún comentario bromista para aligerar el ambiente tan tenso, siendo fulminado inmediatamente por la mujer, quién lo reprendía por estar jugando en la mesa mientras comían. Por alguna razón, Mok Seok, sentía todo esto demasiado subreal, además de que era como si estuviera con sus padres pero eso era imposible, sus progenitores estaban muertos.

— Bien, ¿tienen algo que decir o preguntar? —rompió el silencio la mujer mirando a los menores.

— Gracias por la comida, estaba deliciosa... —murmuró el pelinegro bastante nervioso—. ¿Puedo saber sus nombres?...

— Es mejor que no, ustedes no pertenecen aquí y dudo que nos volvamos a ver. Siguiente pregunta.

— ¿Qué lugar es éste? Sin importar lo mucho que lo piense, sigo sintiendo algo extraño, es como si el tiempo corriera demasiado rápido...

— ¿Rápido? En realidad pasa muy lento, a penas y han pasado 20 minutos desde que llegaron. Este lugar es parte de la Isla Ulleungdo, para aquellos que no poseen cultivo, el tiempo es mucho más rápido. De seguro fuera de esta región han pasado 2 horas a lo máximo. —La mujer fulminó con la mirada al hombre que había contestado con demasiada franqueza.

— ¿Hay alguna manera de salir de aquí? —indagó Lyon antes de acariciar el cabello de su pequeño Omega, quién solo se acurrucó en él, frotando su cabeza en la palma de la mano del mayor.

— Claro que hay maneras, una de ellas es en una bolsa negra cortado en cientos de pedacitos si no dejas de tontear con mi hijo. —soltó repentinamente la mujer con algo de sorna mirándolos, se notaba mucho que no estaba para nada contenta de lo que hacían los más jóvenes.

Ambos menores se quedaron en silencio, en realidad aunque a Mok Seok le estaban cruzando miles de preguntas, su boca y garganta eran incapaces de emitir siquiera un solo sonido.

— Suficiente, solo llevemos a los chicos al pie de la montaña para que puedan ir a casa... —murmuró el hombre bastante nervioso.

Sin decir nada más, les hizo un gesto para que lo siguieran, cosa que inmediatamente hicieron los muchachos de 16 y 17 años, Mok Seok se negó a mirar a los adultos y a dirigirles siquiera una palabra. Después de varios minutos caminando llegaron por fin a su destino, solo Lyon se despidió de la pareja y les agradeció por ayudarles a regresar. Por su parte Mok Seok con suerte les hizo una ligera reverencia antes de simplemente atravesar aquella barrera que lo separaba del resto de la isla, encontrándose directamente con sus abuelos y compañeros de clase.

Suspiros de Lamentos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora