Глава Четыре

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IV

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IV


Fiorella no había podido dormir en toda la noche. Estaba al tanto de que era hora de que se comenzara a encontrar con los invitados, para ir conociéndolos uno a uno y mediante esa actividad, elegir finalmente al hombre con el cual ella se quería casar. Sentía que tenía mucha presión encima, y estaba nerviosa. Esta iba a ser su primera cita, una de tantas que le esperaban. Se había encargado de idear un perfecto plan para poder disfrutar de su tiempo con los lords, y eso era, haciendo cosas que a ella le gustaban. Sin embargo, para ella no fue tan fácil como podría parecer, pues además de hacer algo con lo que ella se quisiera sentir cómoda, quería que sus invitados lo hicieran igual, por lo tanto, se le complicaba encontrar cosas que pudieran ser de agrado para las dos partes. Para éste primer encuentro, la gran duquesa estaba segura de que quería ir a patinar. Novarrussa ya había comenzado con lo que sentía como un perpetuo invierno, se encontraban ya en el mes de diciembre, y los lagos del castillo estaban completamente congelados, así, como todo estaba cubierto de nieve, dándole un aspecto divino a todo lo que se encontraba en el exterior. Tan solo de imaginarse deslizándose por ahí con este clima, le causaba mucha ilusión.

Las manos de la más pequeña de la familia Shostakóvich, se movieron por todo su escritorio, buscando y tomando una hoja y una pluma, junto a su tintero, para poderle escribir y enviar una nota al sujeto afortunado que pasaría gran parte de la mañana a su lado. La persona con la que se encontraría el día de hoy, le causaba algo de intriga y emoción. Se había encontrado con él un par de veces durante el baile de bienvenida, y le había parecido un hombre llamativo, o al menos para ella era así.

"Lord Petrov. Espero que se encuentre bien y tenga ganas de salir al lago para patinar. Me encantaría que aceptase esta invitación. Si lo hace, lo esperaré afuera en el lago, con los patines y equipo de protección, sólo debe de preocuparse por traer un abrigo.

Con cariño, Fiorella".

Metió aquella nota en un pequeño sobre, para pedirle a una de sus doncellas que se lo hiciera llegar a Dahak Petrov. Mientras tanto, ella decidió moverse para ir a desayunar mientras llegaba el momento adecuado de encontrarse con el susodicho. En ese escrito, se podía destacar el estilo de la menor, un tanto informal, pero lleno de dulzura. Era una persona que le importaban mucho los demás, y su bienestar. Era por eso que ella había aclarado que, si él la aceptaba, lo estaría esperando, pues a pesar de que ella era la gran duquesa y de que lo que proclamara, se iba a cumplir, no quería que nadie se sintiera obligado de irla a ver o de intentar mostrar interés en su persona. En cuanto estuvo lista, salió de su habitación, para bajar y encontrarse en el exterior. Los rayos del sol pegaron en su rostro, al mismo tiempo que una ventisca de aire frío sacudió su cabello, creando una combinación perfecta, que hacía que ese día se sintiera especial.

Los minutos comenzaron a pasar, y junto a ello, la presencia del Lord Petrov no tardó en aparecer por los jardines en los cuales le había solicitado reunirse la Gran Duquesa. El chico tenía que admitir que desde que recibió la pequeña nota de la rubia no había sentido un revoltijo de nervios en el estómago. Este era un momento importante, ya que de manera oficial estaba teniendo su primera cita con una de las hermanas Shostakóvich. Durante unos momentos, observó a la fémina a lo lejos, apreciando la inocencia con la cual ella contemplaba todo a su alrededor. Fiorella era una persona a la que le gustaba apreciar todo tipo de cosas pequeñas, más cuando se relacionaba con algo de la naturaleza propia; los paisajes, el clima, la nieve, encontraba belleza en todo lo que veía.

El Juego del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora