VI
Continuaron pasando los días, y la navidad se estaba acercando cada vez más. Era una fecha muy importante y especial para los hermanos Shostakóvich, principalmente para Conan, Connor, y Fallon. La más pequeña de todas, Fiorella, disfrutaba de esa fecha por la cercanía que había entre su familia durante las fiestas, amaba ver a todas las personas que amaban reunidas, ya que no siempre eso sucedía, y por eso se sentía algo extraordinario, aunque no sintiera la navidad con la misma pasión que el resto de sus hermanos, y en el caso de los otros tres, les traía buenos recuerdos, significaba momentos de paz, esperanza, lo veían como una oportunidad para empezar de nuevo, otra oportunidad en la vida. Era una festividad muy privada para ellos, y ahora lo compartirían con unas cuantas personas más. Eso le causaba conflicto al mellizo varón, ya que para él era algo muy personal, y el colocar el árbol central con más personas y que no fuera de manera exclusiva, solo con los Shostakóvich, le hacía creer que al parecer a sus hermanos no les parecía tan importante como a él, aunque la realidad, era diferente. Conan tomaba esto de la mejor manera, ya que con esto les estaría mostrando a sus candidatas una parte escondida de él, algo que no solía compartir con nadie, y al verlas trabajar en la navidad, sentía que de cierta manera podría también ayudarle a conocerlas mejor, aunque pareciera un acto un tanto insignificante como decorar el árbol de navidad. Mientras tanto, Fallon de una manera que impresionaría a muchos, no se encontraba cerrada ante la idea de no compartir esa tradición con los demás invitados, principalmente con aquellos lords con los que las cosas habían salido bien en cuanto se encontraron, agregando el hecho de que esto serviría como una distracción, no solamente para los invitados que tenían en el castillo, si no, para ella misma, ya que los problemas en su labor como gran duquesa se le estaban tambaleando, y necesitaba un respiro para poder volver a tomar con fuerza el liderazgo de aquella situación por la que su área de trabajo estaba pasando.
Uno a uno, los inquilinos fueron bajando de sus aposentos para llegar al salón principal, en el cual, la familia a pesar de su gran tamaño, suele celebrar sus navidades sin falta o excepciones, aunque fuera en una intimidad de cinco, u a veces seis personas, cuando el primer ministro Maksim aceptaba quedarse durante ese día junto a los Shostakóvich. El primero en llegar, fue Sebastian Kozlov, uno de los lords más respetables que se encontraban en el castillo, un joven que se dedicaba a las ciencias sociales. Él había sido de los pocos que habían logrado recibir la aceptación de la gran duquesa Fallon, y eso decía mucho sobre él. Se encontraba emocionado por la navidad. Esperaba que su estadía en el castillo, y la celebración de las fiestas fueran igual de divertidas que en su casa, ya que el no tener la certeza de si eso sería así, le causaba pesar, ya que era la primera vez que pasaba estas fechas lejos de casa. Él era el mayor de entre cinco hermanos, una cantidad un tanto numerosa, pero era una familia muy especial. Se convirtió en la figura paterna de todos ellos gracias a que su padre falleció a una corta edad, dejándolos solos, junto a su madre, y una gran fortuna de dinero.
Aprovechando que el joven Kozlov fue el primero en aparecer, la gran duquesa Fallon dejó la caja de esferas que tenía en mano sobre una mesa, y se aproximó a él, al recordarlo como una persona decente.
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El Juego del Emperador
Ficción histórica¿Cómo se puede comenzar a describir esto? La Quinta Guerra Mundial llegó y con ello, el país de Pillisen cayó en manos de los rusos, siendo controlados por una poderosa familia de apellido Shostakóvich, los cuales se convirtieron en los gobernantes...