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Se le erizó la piel y pensó en lo peor. En Jungkook estando inconsciente y en uno de ellos a punto de devorarlo.

Fue solo un momento lo que duró para que Jimin llegara hasta la criatura y lo tomara de la nuca con fuerza.

Pero lo que no esperaba era que hablara y pidiera clemencia.

—¡NO, POR FAVOR NO ME HAGAS DAÑO! —el grito detuvo a Jimin con el cuchillo en su mano y muy cerca de la cabeza del joven que temblaba bajo su agarre. —Por favor... no soy uno de ellos, estoy limpio... —un sollozo se oía provenir de la persona a la que tenía acorralada entre su cuerpo y el vehículo.

Apartó al muchacho de manera brusca del automóvil y se interpuso entre él y Jungkook.

—¿Qué rayos hacías?

—Solo... quería ayudar... —murmuró lo más bajo posible mientras jugaba con sus manos en un intento de evadir la fría y amenazante mirada de Jimin.

—No necesitamos tu ayuda, ahora vete antes de que me arrepienta. —bramó furioso, ésta vez guardando el cuchillo en su empuñadura y abriendo la puerta trasera del auto.

El contrario dudó en irse de allí y solo se quedó en su lugar sin acatar la amenaza del castaño.

Jimin no había reparado que el muchacho solo era un adolescente que vestía un uniforme de secundaria, no hasta que se volteó y lo miró por segunda vez. Notó que su ropa estaba rasgada en varias partes y sucia tanto con tierra como con sangre, al igual que sus cabellos que parecían ser rubios, sus manos estaban lastimadas y su rostro estaba cubierto por magulladuras y suciedad que con el paso de unas lágrimas parecían desaparecer.

Era un niño.

—Y-Yo los he seguido... —tartamudeó en un intento de hablar. —los he es-estado siguiendo desde hace rato... —sorbió sonoramente su nariz y a Jimin le pareció tan asqueroso que arrugó su nariz ante la escena. —sé que él necesita ayuda...

Y cuando el castaño se precipitó para amenazar al chico, fue tomado del brazo por una delgada y gran mano.

—N-no... Déjalo... —los labios resecos de Jungkook se separaron para que brotarán las palabras, se sentía terriblemente débil. —es un niño, Jimin... déjalo con nosotros... —imploró por la empatía del castaño.

No duró mucho tiempo despierto que al decir esas últimas palabras volvió a caer inconsciente, siendo Jimin el que lo sujetara entre sus brazos, evitando que se golpeara la cabeza.

Suspiró y se resignó, nuevamente.

—Adentro, niño. —ordenó mientras cargaba a Jungkook.

El niño de inmediato se adelantó y le abrió la puerta a Jimin para que pudiera ingresar sin mucha dificultad.

—Gracias...

—No me lo agradezcas a mí.

Al oír ello se encogió en su lugar y cerró la puerta, siguiendo los pasos del castaño hasta notar como dejaba a Jungkook en el suelo, entre las góndolas, y lo cubría con la campera al ver que este temblaba del frío.

—¿Qué... le ocurre?

Jimin oyó la pregunta mientras evaluaba el aspecto del Alfa, el sudor había cesado y su piel helaba ante el tacto, sus labios estaban aún más resecos y entre la inconsciencia murmuraba palabras ilegibles.

—No se ha estado alimentando bien.

—¿Y por eso está así?

—Es un Alfa.

El Sexto Cambio || Kookmin || Hist. ActivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora