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La lluvia que empezaba a caer lograba empapar el vidrio delantero, dificultando la vista del camino.

Era algo bueno.

Podrían seguir más tranquilos en el vehículo ya que las gotas producían un fuerte sonido cubriendo el ruido del motor, pero la buena suerte no estaba del lado de Jimin esa tarde.

Cuando creía que faltaban pocas cuadras para llegar al hospital central de Busan el auto se había quedado sin gasolina, quedando varados en el medio de la calle y con una lluvia espantosa encima de ellos.

—Genial. —harto de la situación golpeó el volante, despertando a Yoongi de manera abrupta.

—¿¡Qué!? ¿¡Qué ocurre!? 

—Shh, no pasa nada Yoongi. —Jungkook lo trató de tranquilizar

—Si pasa Jungkook, no hay gasolina. —suspiró y jaló de sus cabellos castaños.

Faltaba poco para llegar al hospital. El problema era que si algo no marchaba bien la única manera de huir era corriendo pero la lluvia dificultaba ver más allá de un metro, salir era arriesgarse y quedarse también lo era porque estaban a simple vista, como la carnada perfecta.

—Oh... por un momento me asusté, pensé que eran las cosas de afuera.

—Si seguimos aquí, apareceran y comenzarán a reunirse alrededor del auto hasta lograr romper una ventana y comernos. —Jungkook golpeó el brazo de Jimin y este lo miró mal.

—No digas eso, lo asustarás.

Viró los ojos.

—Sí, claro, es un Omega. Igual que yo, puede con esto y mucho más. No lo trates como alguien frágil.

—No lo trato frágil. —refutó Jungkook.

—Lo haces y si lo sigues haciendo, no podrá defenderse por sí mismo.

—Como en la farmacia. —soltó de repente y ambos lo miraron de inmediato.

¿Qué has dicho? —ahora tanto Jimin como Jungkook parecían estar enlazados al emitir la misma pregunta al mismo tiempo.

Yoongi cubrió su boca con sus dos manos y los miró sorprendido, negando con la cabeza y sin emitir ningún sonido.

—Tú... no puede ser... —la noticia había tomado de sorpresa a Jungkook, teniendo un mal gusto en su boca recordando que él no pudo salvarlo cuando estaba siendo perseguido.

—¿Por qué lo has ocultado? —cuestionó Jimin, mirándolo fijamente.

—Tenía miedo en decirles,—titubeo ante la intensa mirada del castaño. —tal vez pensarían que fui mordido por uno de ellos...

Jimin no pudo acotar nada porque sabía que lo que decía el Omega era cierto, él no le hubiera permitido estar con ellos de saber que estuvo tan cerca de ser mordido, no daría paso a la oportunidad de ser atacado mientras dormitaba.

—Lo siento. —se disculpó el alfa, apenado ante su actitud e ignorancia.

¿Cómo es que no pudo reconocer esa voz?

—No los culpo. —negó sonriendo. —sé que ambos no estaban en una buena situación, los estuve siguiendo un buen tramo.

—¿Por qué?

—Deberías saber que ser Omega siempre fue complicado... —suspiró, mirando sus manos con algunas cicatrices. —y ahora es mucho peor, tú lo debes saber Jimin. —ésta vez fijó sus ojos en los del Omega mayor.

El mencionado solo apretó la mandíbula ante lo escuchado, sabía perfectamente a qué se refería Yoongi y trataba de evadir esos pensamientos, esos recuerdos que le carcomen el alma.

—Es suficiente, ahora ya tienes la razón del por qué debes dejar de tratarlo como porcelana. —Jungkook aguardó en silencio. —Ahora debemos seguir, ambos comenzarán a defenderse por sí mismos, y tú evitarás cuidar de él. —señaló al Alfa que lo miraba con atención.

Mientras Jimin veía en el mapa cuánto faltaba para llegar al hospital a pie, Jungkook y Yoongi tomaban sus mochilas esperando la orden de salir del vehículo, fuera de este la lluvia era torrencial y el viento era constante, lo que equivaldría a que los tres llegarían al lugar empapados. Y si no tenían ningún otro problema más allá de la dificultad para ver si alguien o alguna de las de las criaturas se acercaban.

Lo único por lo que debían de optar era dejarse guiar por las calles, unidos y alertas.

Cuando Jimin fue a tomar su mochila que estaba detrás de su asiento Jungkook le extendió su propia mochila.

—No es mía.

—No, pero es más liviana, yo llevaré la mochila con las armas. —Y sin esperar a que Jimin se negara se la entregó en sus manos. —¿Seguimos?

—¿Qué, saldremos afuera con el tiempo así?

—Es eso o esperar a que nos encuentren. —informó Jungkook. —No ocurrirá nada Yoongi, lo prometo.

El castaño solo miró de soslayo, pareciendo que su promesa era un tanto vacía, no obstante no dijo ni una palabra al respecto, se dedicó a abrir la puerta y dejarse recibir por las frías gotas.

Esperaba que el cambio abrupto de temperatura no afectara a Yoongi y mucho menos a Jungkook que aún no se recuperaba del todo. Su aspecto era mejor que antes pero debajo de sus ojos aún se notaba la fatiga y la falta de alimento, Jimin procuraba que éste comiera de forma adecuada o lo más similar posible porque a pesar de que era un tanto inexperto en defenderse lograba ser de ayuda.

—Caminen en silencio y estén atentos. —ordenó Jimin rodeando el carro y parándose junto a Jungkook con Yoongi detrás.

Los tres caminaron con dificultad por las gotas de lluvia que impactaban contra sus cuerpos y el viento tirando de ellos hacia atrás. Quizás lo mejor hubiera sido que se cubrieran con los edificios, pero sabía que si lo hacían algo podría tomarlos desprevenidos. 

Las cuadras parecían ser eternas y sus mochilas pesaban mucho más por estar completamente mojadas, Jimin no pudo evitar mirar a Jungkook que estaba a su lado, pensando en que estaría haciendo algún gesto de cansancio por la mochila que llevaba puesta. Pero no lo hizo. Simplemente se mantenía erguido, como si nada lo pudiera derrumbar, manteniendo a Yoongi detrás suyo y cubriéndolo mayormente de las gotas que impactaban con su cuerpo.

A pesar de que Jimin le había advertido que dejara de cuidarlo lo seguiría haciendo en ciertos aspectos, no iba a negar o quitarle créditos a las palabras del castaño que Yoongi debía aprender a sobrevivir por sí mismo, pero lo que Jungkook veía era un joven Omega que tuvo una de las tantas suertes en seguir vivo.

Como él.

Podría ser que Jimin fuese un caso especial, llegaba a creer que era un Omega único, preparado mentalmente para afrontar la realidad y muchas situaciones en las que tuvo que haber huido, matado y ver morir a gente de su alrededor. Puede que haya sido tosco, fuerte y gruñón desde siempre.

Características para nada comunes en Omegas.

Lo que debía ser un Alfa.
Pensó.

Lo que debía ser él.

Lo miró entre las gotas, tirando su cabello hacia atrás y dejando a la vista su frente, reparando en las largas pestañas que cubrían sus ojos miel, sus mejillas regordetas y sus labios rojos, todo en él gritaba a los cuatro vientos que era un bello Omega.

Un ángel.

Cuando mantenía la boca cerrada.
Volvió a pensar y sonrió.

El Sexto Cambio || Kookmin || Hist. ActivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora