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El frío se colaba por debajo de la ropa que traía puesta Jungkook, calando hasta sus huesos.

Si bien estaba abrigado lo suficiente pero eso no evitaba que aún sintiera el frío, de manera disimulada miró al castaño que dormitaba a unos pocos metros de él, aún con su campera puesta.

No le reclamaría la prenda, no cuando sabía que los Omegas sufrían el doble del frío que el resto. Jungkook no estaba acostumbrado a pasar frío, tampoco hambre y mucho menos cualquier otro tipo de necesidades, pero desde que todo resultó ser así comenzó a sentir lo que era el hambre, la sed, la falta de compañía y el frío.

Se la habían pasado dos horas caminando, evitando las zonas que parecían ser peligrosas, hasta dar con una pequeña casa en la cual ingresaron, asegurándose de que todo estuviera bien.

Allí hicieron un campamento, Jungkook siendo el primero en tomar la guardia, dándole lugar a que Jimin durmiera de manera adecuada hasta que le tocará a él.

Se encontraban en el suelo, cada uno con un arma cerca suyo. 

Jungkook estaba en silencio, masajeando sus pies desnudos sufriendo al ver como una ampolla se formó en su talón de tanto correr mientras que poco a poco sentía como sus músculos se relajaban con el transcurso de los minutos.

Ese día lo había dejado sin energías y bajo una luz tenue que provenía de una vela reparó en Jimin quien dormía plácidamente, usando su mochila como almohada.

Se puso a pensar en lo que había sucedido en el transcurso del día, en como ese pequeño cuerpo se quitó de encima a una de las criaturas que estaba decidida a matarlo. No se imaginaba cómo haría él para defenderse de esa forma, con tanta fuerza y con inmensas ganas de seguir viviendo. Él sabía que no vivió lo que el castaño, y se preguntaba muchas veces si sería capaz de lograr sobrevivir.

Se miró las manos, grandes y algo delgadas, sin ningún callo en ellas pero con algo de sangre seca. Se cuestionó de dónde provenía hasta que recordó que había tomado a Jimin de la muñeca, quien tenía las manos cubiertas de sangre negra.

Era extraña la situación en la que se vieron incluídos esa tarde. Estaba claro que no sabía lo que ocurría a su alrededor, mucho menos como se adaptaría a ello, pero cuando vió a quien solía ser una persona normal, un Omega normal, atacar a Jimin, comprendió que las cosas eran un completo desastre y luego aquel pensamiento empeoró cuando apareció la criatura que aparentaba ser un Alfa.

Sus brazos eran más largos de lo normal, sus ojos rojos de los cuales emanaba una furia enorme, su piel blanca con venas negras y con la boca llena de su sangre. Parecía rabioso, por cada poro derramaba odio.

Jungkook solo presentía que si se quedaban allí las cosas no saldrían bien para ninguno de los dos, su instinto le gritaba que corriera, que tomará al Omega frente suyo y salieran lo más rápido posible de la vista de esa criatura.

Y eso hizo. Estaba un poco satisfecho con su accionar.

Sin embargo, no lograba entender del todo lo que ocurrió. Se preguntaba una y otra vez si era normal ver a un Alfa y Omega juntos, no lo sabía, Jimin no le contó del todo con exactitud lo que les rodeaba. Quizás no tenía toda la información o tal vez decidió callar.

No sé molestó en pensar más del tiempo innecesario, solo se limitó a suspirar y enfocar su mirada en la vela que poco a poco se iría apagando con los minutos.

Era su primera noche fuera de su hogar, cansado, sucio, y con un dolor de cabeza que le dolía a horrores, probablemente era fruto del hambre, de haber devuelto la comida del mediodía, por lo que tomó una barrita de cereales que tenía en su bolsillo, la quitó del paquete y fue dando mordiscos hasta acabar con ella.

Poco a poco el cansancio hacia de las suyas hasta caer en la oscuridad, dejando la guardia a un lado y a un Jimin que se despertaba a tiempo para relevarlo.

El sonido de unos pasos lo despertó, encontrándose con el castaño que buscaba alimentos en la cocina, evitando hacer el menor ruido posible, pero no lo suficiente para no despertar al Alfa.

La casa estaba pulcra, libre de indicios de que alguien viviera allí, los muebles eran cubiertos por una tela blanca con algo de polvo encima, cuando giro su cabeza hacia la entrada la luz que atravesaba las ventanas le dió de lleno en sus ojos oscuros, frunciendo el ceño y levantando su trasero del suelo en un rápido movimiento.

Se mareo por la rapidez con la que lo hizo.

—Carajo... —Murmuró cansado.

—Ya has despertado. —Jimin apareció por la puerta que daba a la cocina, con las manos vacías y con la mochila sobre su espalda. —Debemos irnos.

Jungkook asintió y lo evaluó de pies a cabeza, enfocándose en su pierna herida.

—¿Has cambiado las vendas? —Cuestionó tallando sus ojos.

—No, no he encontrado nada para cambiarlas, tenía algunas en la mochila que perdí en la huida de ayer.

El morocho negó disgustado.

—En el bolsillo grande hay una caja, hay vendas y desinfectante. —Señaló su mochila de la que se apropió. —Si no las cambias se infectará.

Jimin se quito la mochila y hurgó en ella hasta sacar la pequeña caja. Miró de soslayo al azabache que mantenía su mirada en cada acción que él hacía.

No habían sillas, ni ningún otro lugar en el cual sentarse, salvó el suelo por lo que optó sentarse rápido y quitar las vendas.

La herida se veía inflamada, con coágulos de sangre en ella, tenía un mal aspecto y Jimin creía que no le dolía, no obstante, cuando observó el estado en el que se hallaba sintió como le escocia.

—Tienes suerte de que no haya pasado a peores. —Se colocó de cuclillas frente a él, quitando de sus manos la caja blanca para sacar las gasas y el desinfectante. —Necesitas antibióticos, eso calmará la inflamación y el dolor, seguiras caminando y tal vez tengamos que correr... —Hizo una mueca al hacerse la idea. —Por lo que será difícil que sane lo más rápido posible.

—No hay tiempo para buscar medicamentos.

—Si la herida se agrava los necesitarás y tú sabes bien que no se me da lo que tú eres capaz de hacer.

Escuchar eso le hizo sentirse un tanto bien consigo mismo, por el simple hecho de que tenía la capacidad de defenderse y no depender de nadie. Pero también sintió lástima.

No era un ser egoísta por naturaleza pero vivió tantas situaciones horrendas en su vida, incluso antes de que todo se volviera un desastre, que no tenía opción más que pensar solamente en su persona, no tenía ningún tipo de responsabilidad con Jungkook, y aún así el Alfa frente a él que trataba de curarlo llegaba a conmover el corazón del Omega.

Dejarlo a su suerte sería demasiado y la culpa lo viviría carcomiendo. No podría seguir viviendo de esa forma y es por eso que se dijo a sí mismo que el joven estaría bajo su cuidado hasta que pudiera sobrevivir por su propia cuenta.

El Sexto Cambio || Kookmin || Hist. ActivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora