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Bada

Mi alarma sonó y me levanté aún sentada en  la cama. Estaba recordando lo de ayer y al recordar, una sonrisita salió de mis labios. Me sentí muy bien ayer con Rhea.

¿Debería enviarle un mensaje? No lo sé, tal vez es muy rápido para eso.

Mejor me levanté y fui directo a la cocina para preparar algo, pero la verdad es que aún no tenía hambre, así que regresé a mi habitación y me preparé para ir al programa.

Un mensaje de Lusher me llegó diciendo que ya habían llegado casi la mayoría al set, así que me apure y salí como bala de mi departamento.

¿Rhea ya estará en el set?

Tal vez ya está en el set, tal vez no. Dijo que Nadine solía llevarla a donde necesite.

Solo para soltarme de las dudas, tomé mi celular y le marqué rápidamente.

—¿Sigues en casa?—le pregunté.

—Sí, ¿por qué?—se escuchaba aún dormida y me dio mucha ternura, reí.

—¿Nadine te llevará al set?—le pregunté.

—No, ya se fue a trabajar—me respondió.

—¿Puedo pasar por ti? —No estaba segura de si quería que la llevara.

—Ah... sisi, gracias —dijo algo sorprendida.

Su sorpresa me hizo dudar si realmente quería que le llevara, pero ya estaba a medio camino para su casa, así que no había manera de cancelar.

Me costó un poco en llegar a su casa, ya que no me supe ubicar muy bien.

Mientras iba en el camino, no podía parar de pensar en lo de ayer y un momento de vergüenza llegó a mis cachetes al recordar el beso que le di al final. 

No es tanto el hecho de que la bese, sino que al terminar el beso, le cerré la puerta en la cara y no la acompañé hasta abajo para asegurarme que ya había llegado Nadine.

¿Entonces si me gustan las chicas?

Gran parte de la conversación de ayer apuntaba que sí, pero también me siento atraída hacia Howl, sin embargo, mi necesidad de negarlo enfrente de Rhea me dice otra cosa. Nunca en mi vida negaría a alguien que amo o digo amar como a Rhea por ejemplo, jamás me atrevería a negarla.

Ya estaba afuera de la casa de la susodicha y le envié un mensaje.

La puerta se abrió unos minutos después de haber enviado el mensaje y de que, en efecto, lo haya leído.

Rhea salió, totalmente brillante y muy linda. Como siempre. 

Llevaba en su espalda una mochila, se acercó a la puerta del copiloto, abrió y me preguntó.

—¿Puedo poner la mochila atrás?—asentí con la cabeza. Cerró la puerta y abrió la de atrás, dejando su mochila para después cerrarla y abrir de nuevo la del copiloto, mirándome. No se sentó.

—Mis papás dicen que no me van a dejar ir contigo hasta que entres y te tomes algo con ellos —sonrió y me miró esperando que aceptara.

—¿No tengo de otra?—dije con fingida pereza.

—No, o si no me iré en bus, ¿Quieres que peligre yendo en bus?—me dijo cruzada de brazos, fingiendo estar ofendida.

—Pues ya estás acostumbrada...—le respondí con una sonrisa de lado.

—Entonces quedará en tu conciencia —me dijo para después cerrar la puerta con fuerza, fingiendo enojo.

Baje del auto riendo y, en cuanto hicimos contacto visual, empezamos a reír nuevamente por ello.

Forgive Me| Bada Lee Donde viven las historias. Descúbrelo ahora