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Despierto a las pocas horas de haberme quedado dormida y el causante es mi móvil que no para de sonar con una llamada de Laila.

— ¿Que pasa Laili? —mi voz salió ronca.

—Son las 7 Raichil, no olvides que te esperamos en el bar a las 8 —dice y se oye música de fondo.

—Laila —suspiro y me gruñe —. De acuerdo a las 8 estaré allí.

Cuelgo y me levanto de la cama, entro al baño y me doy una ducha larga. Alrededor de los 30 minutos salgo enroscada en una toalla.

Abro mi armario decidiendo que me pondré hoy. Esta noche le diré adiós a mi vida de soltera y hola a la de casada. Suspiro y termino escogiendo un vestido azul cielo, peino mi cabello dejándolo suelto y me maquillo.

Bajo las escaleras y en la sala me esperan mamá, papá y mis hermanas. Trato de disimular una risa cuando los veo a todos.

Me es imposible no recordar como los vi hace poco. Ay joder aguanta la risa Rachel.

Papá se acera a mí y toma mi rostro entre sus manos.

Manos que antes estaban en...

Oh por dios cállate.

—Estás preciosa greñas sueltas —sonríe.

—Gracias pa, tu también ¿nos vamos? —miro a mis hermanas las cuáles asienten.

—Es lo mejor antes de que Laila y el resto de las chicas nos maten —habla Emma y ella es la que más risa me causa.

— ¿De qué te ríes Rachel? —pregunta mamá.

Fácil, te vi follando con mi papá, a Sam durmiendo desnuda con Uriel y a mi hermanita pequeña teniendo sexo salvaje con Ilenko quien es tío de Uriel y además mi mejor amigo, razones tengo.

—No, de nada mami —muevo la cabeza en dirección a la puerta —. Vamos o se nos hará tarde.

Salimos hacia el porche, papá se despide y se va en su auto. Emma mira fijamente por donde se fue y sonríe malignamente junto a Sam. Ay no, protegeme señor.

—Mamiiii —dice Emma.

Luciana la mira.

— ¿Qué? —la mira con atención y niega —. Oh, ni lo pienses Emma James Mitchell.

—Vamos mamá no seas aburrida déjala —pide Sam.

Frunzo el ceño sin entender la situación.

— ¿Qué pasa?

—Pasa que tu loca hermana quiere conducir —la miro sin entender —. ¡Nos vamos a matar en plena carretera! —chilla mamá.

—Ay no exageres —dice Emma.

—Que conduzca quien sea pero como no lleguemos ya nos van a matar.

Mamá suspira agarrándose el puente de la nariz y lanzándole las llaves a una Emma feliz.

Subimos al auto y mamá tenía razón, nos vamos a matar en plena carretera, esta mujer conduce como si estuviéramos en rápidos y furiosos.

— ¡Emma bajale a la velocidad que nos vamos a matar! —chillo.

—Ah raichil no seas llorona mujer —se burla la muy hija de...

Mi hermana se salta algunos semáforos en rojo. Le vale verga el tránsito, pero lo bueno de esto es que llegamos a tiempo a donde las chicas.

—Ay querido suelo pense que no volvería a pisarte —dice Sam.

—Que bueno es respirar aire puro otra vez —la secunda mamá y Emma rueda los ojos ante el dramatizmo de estas dos.

Alocado Matrimonio [Chrischel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora