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Christopher

«Hoy dormirás aquí.»

Esa maldita frase no sale de mi cabeza. Tanto Rick como Alex tienen que estar jodidamente locos para permitir eso.

Ella me mira esperando a que diga algo que la salve, solo me encojo de hombros.

Resopla furiosa ya que no le dan opciones para negarse. Nos bajamos del coche y se queda observando desde la distancia como se van no sin antes despedirse de ella.

Entramos a la mansión y veo a Rachel a mi lado mirar todo con la boca abierta.

— ¿Que sucede? Tampoco es la primera vez que vienes —ironizo.

—Desde que cumplí mis 15 sí>

Maldigo internamente, cuando olvidará esa mierda.

Posiblemente nunca.

Alex y Sara se despiden de ella y se encierran en su cuarto, ya van a empezar.

Tomo la mano de Rachel quien no pone resistencia y la llevo arriba. Cruzamos pasillos hasta llegar a mi habitación.

—Antes de entrar te advierto que debes tener cuidado con Zeus.

Frunce el ceño.

— ¿En serio piensas que mi bebé me hará algo? —cuestiona.

—Solo te advierto.

Abro la puerta y el can al sentir mi presencia alza la cabeza, Rachel entra a la habitación y Zeus ladra moviendo la cola.

—Hola mi amor bello —le dice al perro.

Se agacha y el vestido se le sube un poco dejandome ver el inicio de sus bragas.

Rojas.

Las tiene rojas.

Esta mujer está loca.

Cierro mis ojos tomando una profunda respiración, la risa de Rachel me hace abrirlos y la veo tendida en el suelo con Zeus encima lamiéndole la cara.

— ¿Extrañaste a mamá mi amor? —pregunrq con dulzura y como si Zeus la entendiera ladra.

Me está empezando a cabrear tanto amor que le da al canino, llamo a Zeus y lo tomo por la correa sacándolo fuera del cuarto y cerrando la puerta.

Rachel vuelve a reírse y se levanta, se estira el vestido y me mira triunfante.

— ¿No que no me recordaría?.

Alzo las manos en señal de derrota.

—Vale tenías razón, aunque bueno, uno nunca olvida a la persona que ama —declaro.

Sonríe con tristeza y va hacia el balcón, la sigo y la abrazo por las caderas mirando al cielo.

—Eso no es del todo cierto, cuando te lo propones, la olvidas y más sí esa persona te ha hecho daño.

Sonrío contra su nuca y la giro hacia mí dejándola encerrada en mis brazos.

Le tomo el rostro y le acaricio la mejilla.

—Pues a pesar del daño que me hiciste, yo no puedo ni quiero olvidarte nena —digo.

Abre la boca para refutar pero la callo besándola.

Rachel James tiene unos labios que me vuelven loco, bueno a decir verdad todo de ella me vuelve loco, pero sus labios son mi perdición.

Ella gime y enreda sus dedos en mi pelo tirando de este, la llevo hasta una mesa que hay cerca y la subo encima aun besándola. Me acomodo entre sus piernas y le subo el vestido hasta la cadera.

Alocado Matrimonio [Chrischel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora