Orden 4 - Un nuevo contrato

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Ahí estaba el hombre sentado en la silla de su escritorio, jalándose los cabellos de vez en cuando, arrepintiéndose de sus actos. Ya habían pasado cuatro días desde el "incidente" con Dazai. Era una situación terrible, no podía perdonarse que prácticamente había abusado del joven. Durante esos días no vio al menor en las oficinas, supuso que no quería ver a nadie por lo que no dijo palabra acerca de su falta en el trabajo. No podía perdonarse lo que le había hecho, y ni siquiera sabía por qué lo hizo. Sin embargo ahora estaba muy preocupado por el estado y condición de Dazai, empezaba a pensar que no volvería a la agencia, lo cual era entendible. Aunque quisiera ir a disculparse directamente, sabía bien que el otro no le perdonaría tan fácil, lo mejor era dejar que pasara el tiempo hasta que pudiera aclararse.

–Kunikida-san, no he visto a Dazai-san en días –dijo el joven Atsushi

–Diría que es un milagro no ver su cara... pero sé que está en casa

–¿Cómo lo sabe?

–Ayer salí al patio para recoger basura y vi su ventana abierta, más tarde vi que la cerró. Me envió un mensaje diciendo que estaba muy enfermo y que no vendría a trabajar que le avisara al presidente, así que consintió sus faltas sin preguntar nada

–¿Si está enfermo no deberíamos hacer algo por él?

–¿Por qué? no es como que se vaya a morir –dijo con ironía

–Pero me sentiría mejor si pudiera hacer algo por él, últimamente ha actuado raro

–Yo lo veo igual de idiota

–No, no en ese sentido... es más bien que ha estado demasiado pensativo, quiero decir habla demasiado entre dientes soltando pensamientos aleatoriamente como si algo le estuviera causando conflicto. Quizá también sea por eso que se enfermó

–No me extrañaría que tuviera una enfermedad mental... pero es verdad lo que dices ha estado muy raro, y sinceramente dudo que esté enfermo, ¿recuerdas que recientemente adquirió un resfriado? Sería muy raro que recayera en él

–¿Entonces qué tendrá? Tratándose de Dazai-san lo más probable es que no nos vaya a decir aunque le preguntemos

–Mira, si para el miércoles no regresa a trabajar, hablaré con el presidente para pedirle permiso e ir a verlo temprano y ver qué es lo que le ocurre, ¿eso te haría sentir mejor? –preguntó un poco irritado pero a la vez con compasión

–Me parece bien –dijo ligeramente convencido

***

Llegado el día miércoles el rubio llegó temprano como de costumbre a la agencia, esperó hasta las diez de la mañana y confirmó que Dazai no iría nuevamente. Fue a la oficina del director y le habló directamente sobre lo que iba a hacer al respecto.

–Me parece bien que quieras ir a verlo. Si se siente mal quizá el que te vea le haga sentir mejor –dijo Fukuzawa, solemne

–Me extraña que usted no haya tomado otras medidas con esta respuesta por parte de Dazai

–Le he otorgado el beneficio de la duda. Si descubres algo o no espero que logres convencerlo de que lo mejor es regresar al trabajo. Te lo encargo Kunikida por favor

–Sí –respondió algo confundido y sorprendido.

Kunikida salió de la agencia, como no sabía qué pudiera tener su coetáneo, fue a un supermercado para comprar algunos vegetales, medicinas para refriado, dolor de estómago etc., igual compró piezas de pollo para hacer caldo. También pensó que quizá se había causado alguna herida y decidió llevar alcohol, gasas, vendas (cabe decir que a estas alturas ya sabía qué clase de vendas usaba Dazai), así pues pensó en su estado de ánimo y llevó algo que lo hiciera sentir mejor, un peluche de su programa favorito Odasaku-man. Literalmente tenía un ideal en su libreta sobre si se llegara a dar el caso de que Dazai estuviera en tan mal estado de salud, ánimo, psicológico, etc. Así pues, cargado de bolsas y cosas fue hasta el departamento de su compañero. Llamó a la puerta y esperó un par de segundos. Volvió a llamar golpeando con un poco más de fuerza y aún nada. Estaba dispuesto a abrir la puerta de una patada cuando escuchó que una voz dentro respondió.

A las órdenes de mi amo - FukuzawaxDazaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora