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Traté de editar lo más rápido posible jajaksja no me funen si hay errores 🫣

Si pensé que Checo preguntándome sobre mi fin de semana era una experiencia de la que nunca me recuperaría, no fue nada cuando llego al trabajo el jueves por la mañana y lo encuentro esperando afuera, vestido con equipo de construcción.

Primero, mis traicioneras entrañas se revuelven al ver lo delicioso que se ve, y entonces...

Todo mi estado de ánimo colapsa. Sé lo que significa esa ropa.

Fuerzo lo que espero sea una sonrisa comprensiva mientras me acerco, pero honestamente, es un juego de azar a este punto. Se está rindiendo.

El sentimiento podrido que me invade es de decepción porque él está tirando la toalla tan fácilmente y no tiene nada que ver con la idea de que esto podría ser un adiós. Lo cual probablemente sería lo mejor que me podría pasar en este momento, incluso si viene con una buena dosis de temor.

—Cien a que no te dejarán entrar al edificio vestido así —lo miro de nuevo con el pretexto de ver su ropa y no porque lo esté mirando.

—Menos mal que no voy a entrar de todos modos.

—Ah. —Me muevo, tentado de raspar mi zapato contra el sendero, pero me resisto—. ¿Hiciste tu elección?

—¿Eh? —La frente de Checo se arruga—. ¿Elegir sobre qué?

Agito una mano sobre él. —Volver a tu antigua vida.

Por alguna razón, eso le parece muy divertido y termino con su grueso brazo alrededor de mi hombro.

—Crees que te vas a deshacer de mí tan fácilmente, ¿verdad? —Me da una pequeña sacudida—. Lamento decepcionarte, pero creo que me empieza a gustar esto de tener un hermano. Tú y yo contra nuestros molestos hermanos menores, como un compañero.

Conteniendo la respiración ante su olor, tomo su mano y desenvuelvo su brazo que me rodea.

—¿De qué estás hablando? —Ahora puedo respirar de nuevo, su entusiasmo es entrañable.

—Avery ya lo arregló todo. Dijo que Tobias podría encargarse de sus reuniones matutinas y que Junior debería llegar a Londres a tiempo para las 2:00 p. m.

—Pero serán como las diez de la noche para él.

—¿Y? —La sonrisa de Checo deja claro que está más que feliz por ese hecho.

Y como el tonto que soy, siento curiosidad. Observo lo que lleva puesto otra vez y alzo una ceja.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer?

—Volveremos a los barrios bajos —Se mete las manos en los bolsillos y comienza a caminar—: Ahora serás tú quien esté fuera de lugar.

—Eso no suena prometedor.

—¿Estás bromeando? ¿La idea de que estés esforzándote por aprender algo? Es lo más destacado de mi semana.

—¿De qué estás hablando? Yo me esfuerzo por muchas cosas.

—Ajá, sí. Claro.

Un ruido ahogado queda atrapado en mi garganta. —Obligación, por ejemplo.

—Te ibas a casar con alguien por obligación. De ninguna manera te esfuerzas con eso.

Oh, si tan sólo él supiera. Me permito una fracción de segundo para mirarlo antes de recordarme que sólo estoy empeorando las cosas. Bueno, primero él empeoró las cosas. Controlar en el dormitorio: ¿quién le dice eso a su hermano? Ahora, los pensamientos de Checo sujetándome siguen intentando abrirse camino, y sigo teniendo que mostrarles la puerta a esos incesantes bastardos.

Bastardo [Chestappen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora