max;

489 83 17
                                    

A pesar de lo que dije, no reservo un vuelo a casa al día siguiente. Puedo aceptar de mala gana que la presencia de Checo es algo bueno para él; es su derecho de nacimiento, después de todo. Y aunque me niego a renunciar a aquello por lo que he trabajado legítimamente, tampoco quiero quitarle todo a Checo. La gente de aquí debería saber quién es.

Sólo desearía no tener que explicar la conexión fraternal en el proceso. Constantemente.

Entre presentarle a Checo a todas las personas que necesita conocer, mantener la pretensión de que estoy en Londres por trabajo y no para alejarme de él, y molestar a Junior por nuestra mera existencia aquí, apenas tengo tiempo para sentirme culpable.

Eso es hasta que Checo sube nuestra foto a sus redes sociales y, sin saberlo, arruina mi indulgencia nocturna. Es un crudo recordatorio de por qué estamos juntos, por qué él duerme en mi habitación de invitados y por qué mis trajes huelen a él al final de un largo día. Trabajamos lado a lado, literalmente, hasta el punto que Junior lo llama mi sombra.

Pero nunca había conocido que el trabajo fuera tan divertido.

—En serio, ¿por qué olía así? —Checo pregunta mientras salimos de una reunión con uno de los altos directivos de contabilidad. No estoy seguro de por qué necesitamos esas reuniones cuando, literalmente, cada vez todo es “Sorpresa, eres rico” y tengo que armar un escándalo por los gastos más pequeños.

—Bolas de naftalina, tal vez —digo distraídamente.

—No entiendo cómo puedes ser tan rico como él y apestar así.

—Qué curioso, iba a decir lo mismo de ti.

Checo se ríe y me esposa por encima del hombro. Se relaja mucho a mi alrededor, pero su comodidad conlleva muchos toques casuales. Mucho.

—¿Qué me llevarás a ver esta noche? —él pide. Nuestras visitas turísticas han continuado durante los últimos días y le he mostrado a Checo los principales lugares turísticos.

—Dado que es nuestra última noche, pensé que podríamos salir temprano. Hay algo que siempre quise hacer y que aún no he logrado, así que hice algunas llamadas y…

—Déjame adivinar, ¿pagaste un montón de dinero?

—No... no mucho⁠...

Checo me interrumpe. —No mucho viniendo de ti significa que es incluso más de lo que estoy imaginando.

—¿Puedes simplemente callarte y disfrutarlo?

—Técnicamente estamos haciendo esto por ti, para que pueda gastar lo que quiera en nosotros mismos.

—Claro, sigamos con eso —Toda esta noche es para mí. Eso ciertamente explica por qué estoy tan nervioso por esto.

No es hasta las ocho que Checo deja escapar un fuerte gemido a mi lado y se estira en su silla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No es hasta las ocho que Checo deja escapar un fuerte gemido a mi lado y se estira en su silla.

—Pensé que habías dicho que nos íbamos temprano.

Bastardo [Chestappen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora