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Antes que nada, muchísimas gracias por su apoyo en la fanfic. No le tenía tanta fe pero me alegra que les esté gustando. Disfruten la lectura, los tkm. 🩷

Sentado en mi escritorio, con los ojos fijos en la pantalla y trate de no mirar al otro lado del pasillo. Finalmente hice lo que debería haber hecho hace semanas y organicé para que Checo se mudara a su propia oficina. Pero en un momento de debilidad, elegí la que estaba justo enfrente de la mía porque la idea de que estuviera al otro lado del edificio (o, Dios no lo quiera, en otro piso) era asfixiante.

Puede que no pueda tenerlo, pero me torturaré con la vista de él todo el día si eso significa seguir viendo su rostro.

Ese rostro increíblemente hermoso.

Mi fuerza de voluntad flaquea y finalmente miro hacia arriba, a través de la puerta y al ancho pasillo. El escritorio de Checo está en el lado opuesto de la habitación al mío, y solo puedo verlo cuando se sienta en un lugar determinado. Como lo está ahora. Lo veo inclinarse y fruncir el ceño ante su computadora antes de que me corten la vista.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta Tobías.

—Trabajo.

—Bien. —Le envía una mirada a Checo y luego, de mala gana, dice—: Parece estar bien.

—Es un Verstappen. Claro que lo está.

Sacude la cabeza y se acerca a mi escritorio, luciendo tanto como Checo y tan... no. Está bien afeitado y con el pelo peinado. El traje le queda como una segunda piel, y cuando pienso en él o en Junior, no hay absolutamente nada en ellos que me atraiga.

—¿Qué necesitas?

—Ya te perdiste los dos últimos eventos para recaudar fondos a los que papá suele asistir, además del almuerzo de sociedad y el fin de semana de golf. La gente está empezando a pensar que estás muerto.

—La gente debería darse cuenta de que trabajo para ganarme la vida.

—Papá también —Tobias me lanza un sobre sobre el escritorio—. Él todavía sabía cuándo tomarse un tiempo. Estamos en comunicaciones, imbécil; necesitas salir y comunicarte con la gente.

—¿Por qué haría eso cuando te tengo a ti y a tus impecables modales?

—Tal vez me quede con Checo —responde—. Enséñale cómo se comporta un verdadero Verstappen.

Las palabras se deslizan por mi columna, pero me niego a reaccionar exteriormente. Sé que Tobias y Checo han formado un vínculo, pero no hay manera de que Checo le hubiera dicho algo. No importa lo cercanos que sean, Tobías siempre correrá directo hacia Junior. Se está burlando de mí por no ser sociable. Eso es todo.

Pero joder si de todos modos no se me detiene el corazón.

Me tomo mi tiempo para abrir el sobre y revisar el interior.

Maldita sea. Universidad Whitman. Las becas que Sergio estableció allí eran sus bebés, y sólo puedo imaginar la mirada que me pondría si intentara escapar de esta cena. Pero a menos que quiera viajar ocho horas en un día, tendré que estar fuera de la oficina durante la noche y estoy seguro de que la decano querrá reunirse al día siguiente e intentar sacarme más dinero.

Ella es increíblemente buena en su trabajo.

—Está bien, pero si yo voy, tú vendrás conmigo.

La cara de Tobias se arruga.

—No. Estaré en Londres esa semana.

—¿Para qué diablos vas allí?

—Tengo buenas noticias de que me ayudará con mi primera tarea el próximo semestre. Me estoy preparando para ello ahora.

Bastardo [Chestappen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora