Miradas

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    De vez en vez Shino le dedicaba miradas, sintiendo una fogosa necesidad de acercarse a admirarlo.

   Aunque no se cree una mujer que tan sólo se fija en el físico de las personas debe admitir que desde el momento en que vio a ese guapo hombre desde lejos sintió que se prendió algo dentro de su ser. 

   Algo, había algo en él que le atraía con suma intensidad, ese tipo de algo que te hacía determinar extrañamente si otra persona era agradable o no.

   Es sólo... No lo había sentido con tanta intensidad en sus 24 años de vida, y eso la desconcertaba más y al mismo tiempo la hacía mirar inconscientemente hacia aquel hombre.

    Por supuesto, dicho hombre ya había notado las miradas intensas que le regalaba Shino, sería demasiado que incluso así no pudiera sentirlo.

   Inicialmente, cuando lo sintió se puso alerta, pensando en qué querrían de él para mirarlo tanto, y seguro no era nada bueno, pero después de echarle un par de miradas discretas hacia la mujer de la que provenían, extrañamente, estuvo seguro de que no era nada. Ese tipo de certeza inexplicable en la que sabes lo que pasará.

   Con esto bajó más la guardia, pero en ratos hacía movimientos aparentemente casuales que le permitían observar alrededor, especialmente a esa mujer.

   En un bar con movimientos de personas de aquí a allá, con luces bajas y a esa distancia, podemos ver el misterioso vínculo entre estos dos.

   Shino fue allí originalmente para relajarse un poco bebiendo un trago, sintiendo la necesidad de relajarse, y ahora parece que encontró algo más interesante en ese bar.

   A este punto estaba decidida a hablarle al hombre, notando que este se encontraba solo y aparentemente sin esperar a nadie, con un poco de la seguridad que brinda el alcohol, se acercó hacia donde él estaba, sonriendo.

   — Mm, disculpa, ¿está este asiento desocupado? - Preguntó, cortés, señalando el asiento delante del hombre.

   Kazuto sonrió levemente al notar que esta mujer al fin parece haber decidido acercarse y asintió casualmente, interesado por ver qué haría ella después.

   — ¿Le molestaría que tome asiento entonces?

   — Por supuesto que no, adelante.

   — Gracias. - Shino sonrió y se sentó elegantemente, alegre.

   Miró un poco sus alrededores, como si buscar lugar frente a él no fuera más que una banalidad, aunque por dentro estaba ansiosa, emocionada...

   — Mi nombre es Shino, Asada Shino, ¿puedo saber cómo se llama usted?

   Kazuto tomó un trago de su copa, reclinado sobre el respaldar de la silla.

   — Un placer conocerla, señorita, mi nombre es Kazuto Kirigaya.

  

   A partir de ahí los temas surgieron en torno a qué los trajo aquí hoy, algo sobre sus trabajos y algo sobre sus días.

   Charlando, a Shino le pareció cada vez más que era un tipo realmente agradable, y quería entablar amistad con él, sintiendo que era el destino el culpable de juntarlos.

   Kazuto reafirmó su certeza en que no había nada de malo con Shino y le pareció una agradable compañía para esta noche, logrando su propósito de relajarse e incluso más.

   Al final de la noche ambos intercambiaron números de teléfono, prometiendo volver a contactarse otro día.

  
    Aún así fue curioso el volver a encontrarse dos semanas después en el mismo restaurante, y aprovecharon la oportunidad para reunirse.

   Al mes tuvieron otro encuentro fortuito en otra ciudad, salieron por motivos de trabajo, y casualmente se encontraron hospedados en el mismo hotel, aunque en diferentes pisos.

   A partir de esto, movidos por la curiosidad de qué es lo que les hacía encontrarse incluso yendo a otra ciudad, se pusieron más en contacto, entablando una estrecha amistad.

   Al quinto encuentro se presentaron entre sus propios grupos de amigos.

    Un par de años después confirmaron su relación como novios y compraron un apartamento juntos en la ciudad, en un punto medio de sus lugares de trabajo.

   Su relación duró años, como era de esperar, y a los seis años de relación, aprovechando que tomaron sus vacaciones juntos, Kazuto le propuso matrimonio, con algo de ayuda de sus amigos al decorar, y Shino estaba encantada.

   Al año siguiente realizaron una boda en la que invitaron a tantos conocidos como fue posible, queriendo recordar el gran evento que marcó sus vidas.

     · · • · ·

   Shino se levantó lentamente de su asiento, sonriendo alegremente. Cuando captó la atención de los presentes tomó su copa (que contenía jugo, que era lo que podía tomar).

   — ¿Pasa algo, Shino-san? – Preguntó Rika extrañada, mirándola.

   — Bueno, es mi placer informar las buenas noticias en mi familia.

   Kazuto a su lado estaba un poco desconcertado, Shino no le había contado algo al respecto y estaba tan desinformado como los presentes.

   — ¿Qué buenas noticias? - Preguntó Sílica.

   Shino se aclaró la garganta, con una gran sonrisa.

  — Bueno, habrá un nuevo integrante en mi familia, ¡Estoy embarazada! - rio alegremente, admirando con atención la reacción de su esposo.

   Kazuto sintió que le había dado un micro infarto, su cerebro procesando la información, pero su cuerpo fue más rápido reaccionando al momento, levantándose y abrazando a Shino, con una gran sonrisa.

   — Es... ¿Es en serio? ¿Tendremos, tendremos un bebé? - con el cerebro todavía procesando, sus palabras fueron algo incoherentes.

   Shino rio.

   — Sí, estaba esperando esta reunión para informarles a todos.

   Al momento los demás también se levantaron para felicitarla y abrazarla, bendiciéndolos por el crecimiento de la familia, prometiendo ser buenos tíos y tías.

 ❝Historias cortas❞  𝐾𝑖𝑟𝑖𝑛𝑜𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora