-Failed Loved-

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   Kirito and Sinon.
Estaba con el corazón destrozado, las ilusiones hechas pedazos y su amor tirado al suelo, pisoteado, humillado y escupido con completa indiferencia.

   Él la amaba, la amaba tanto, se enamoró tanto de ella, que cuando ella lo rechazó su mundo entero se vino abajo.

   Es por este tipo de cosas que nunca quiso ser apegado a nadie, sabía y tenía bien presente que nada ni nadie era para siempre, que las personas en su vida van y vienen, y que entregarle todo su ser a una sola persona no podía terminar nada bien.
   Pero entonces, llegó ella a cambiar su ideología, a romper sus ideales y a hacerle creer que sí podían haber personas eternas en su vida que te dan todo de sí si das todo de ti. Y así como le había hecho cambiar de idea e ilusionarlo lo había desilusionado y demostrado que su antiguo pensar no era más que la realidad, la cruel y dura realidad.

   Él había tenido la firme creencia de que si se le confesaba, si le decía todo aquello que le había hecho sentir y pensar al llegar en su vida, ella lo aceptaría y, quizás, tuvieran un bonito noviazgo.

   Pero no, ahí estaba la verdad golpeándole en la cara con toda su fuerza, haciéndole ver (después de estar cegado durante tanto tiempo) que las cosas no salen como las planeas y nada es color de rosa.

   — Lo lamento Kirito-san... No quise hacerte creer cosas que no eran, tú... sabes que eso es algo que yo no haría; pero, si deseas, podemos seguir siendo amigos.

   Dijo ella, apenada y (seguramente) sintiendo lástima por él.

   — Yo, n-no importa... Creo, creo que fui yo quien malinterpretó tus intenciones, lo siento por el momento incómodo. Me gustaría retomar nuestra amistad, no quiero perder a una gran amiga por mis ilusos sentimientos.

   Ella estaba ruborizada de la pena, pero no podía hacer nada por él, así que simplemente apoyó su mano en el hombro del chico, tratando (inútilmente) de darle algún consuelo.

   — Lo siento, debo irme. Hasta luego Kirito-san, nos vemos después.

   Se despidió, porque era tarde y porque quería escapar de ese tan incómodo y tenso momento; o así lo interpretó él.

   — Hasta luego, Asuna.

   Susurró, no sabiendo cuánto más podría retener las traicioneras lágrimas que querían salir de sus ojos.

   Con la vista baja y el corazón roto en mil pedazos caminaba por la vereda de las calles como alma en pena, mantenía en todo momento las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón y; aunque hacía frío esa tarde, no se molestó en darse prisa por llegar a su departamento.

   Se sentía tan molesto consigo mismo, sabía de siempre que esto era lo más probable a pasar cuando se enamorara, y aún así cuando supo que Asuna era de quien se había enamorado con el pasar del tiempo juntos, lo primero que se le ocurre es entregarle todo de sí y confesarse. No cabía duda que era un tremendo estúpido iluso.

   No se molestó tampoco por limpiar las lágrimas que ahora corrían libres por sus mejillas, sin detenerse, sin tener intenciones de parar. Continuaba su camino automáticamente, sin pensar en nada más en la humillación más grande por la que acababa de pasar.

   Y como resultado de su ensimismamiento chocó con brusquedad contra una persona que, aparentemente y al igual que él, iba perdida de la realidad estando en su propio mundo.

   Levantó la cabeza, tallando sin cuidado sus mejillas para no humillarse más él solo y se fijó en la persona con la cual había chocado.

   — Lo lamento, no fue mi intención.

 ❝Historias cortas❞  𝐾𝑖𝑟𝑖𝑛𝑜𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora