—¿Pero por qué no me habías dicho antes? – Dijo casi gritando Shino. Estaba alterada a más no poder, por tanto no controló su tono de voz.
–– Perdón hija, no sabía cómo decírtelo – Respondió algo apenada su madre.
Shino suspiró de frustración. No le quedó de otra más que aceptar las disculpas de su madre. Ya no quería discutir más por hoy por lo que rápidamente subió a su habitación a recoger sus cosas para la mudanza, que sería a la mañana siguiente.
El caso es este: La madre de Shino, la cual quedó viuda luego de que mataran a su esposo en un robo hace muchos años, conoció a un hombre, se enamoró de él y llevaban saliendo un par de años, Shino lo supo desde el principio, su madre no se lo había dicho pero ella lo notó por su cuenta propia, no tuvo problemas en aceptar la relación de su madre con aquel hombre.
Shino había notado un raro nerviosismo en su madre hacía un mes, no quiso tomarlo mucho en cuenta, por lo que, cuando su madre le dijo que se mudarían a la mañana siguiente a la casa del tipo no pudo contener su enojo.
Pudo habérselo dicho semanas atrás, para que pudiera asimilarlo con calma y todo. Pero no lo hizo, en cambio se lo dijo un día antes de irse, ¿no era esa razón suficiente para perder los estribos? Porque para ella sí.
Shino preparó todas las cosas que llevaría, más a parte sacó toda su ropa en sus maletas. Le molestaba el tener que irse a la casa de un hombre que no vió más que un par de veces, sí, pero le molestaba aún más que su madre le dijera aquello cuando prácticamente ya debieran irse.
No le gustaba que las cosas le salieran así de improviso.
· • • ☯ • • ·
Cuando despertó, en la mañana siguiente, lo primero que hizo fue tomar una ducha, eso hacía siempre para relajar sus nervios. Y justo en ese momento lo necesitaba más que nada.
Al medio día su madre le dijo que debían irse. Tomó todo lo que empacó y salió de la que fue su casa.
El viaje fue relativamente corto, cerca de una hora después ya se encontraban frente la imponente mansión en la que vivirían de ahora en adelante.
Un mayordomo junto a un par de sirvientes más salió a recibirlos, para seguidamente tomar las maletas de ambas y llevarlas a las que serían sus habitaciones de ahora en adelante.
Pronto apareció el prometido de la mamá de Shino. Éste tenía una gran sonrisa plasmada en el rostro.
— ¡Que bueno que están aquí! Estaba ansioso por que llegaran.
— Claro. No podía no venir.
Respondió cortante Shino. Seguía molesta con su madre por no decirle. La señora sólo negó a su prometido cuando vio que éste iba a preguntar el por qué de su actitud.
Pronto se vio aparecer la figura de un chico no mayor de los veinte años en el living, que es donde estaban.
— ¿Se puede saber quiénes son ellas?
Preguntó sin tacto alguno y molesto. No le gustaba los “intrusos” en su territorio.
–— Más respeto, Kazuto, ella es mi prometida, de la que te hablé el otro día, y ella es su hija, Shino, que muy pronto será tu hermanastra.
Kirigaya miró a ambas, pero su vista se detuvo abruptamente en la menor, que, hasta ahora, no había alzado la vista en su dirección y no lo vió; en cambio él la reconoció de inmediato.
— ¿¡Tú!?
Shino alzó la vista cuando Kirigaya gritó. No fue grata la sorpresa que se llevó al reconocer al pelinegro.
— ¿¡Por qué estás aquí!? – Preguntaron al mismo tiempo con el entrecejo fruncido. Un gesto de furia impotente en Kazuto, un gesto de total repugnancia en Shino.
— Yo vivo aquí – Respondió molesto Kazuto.
— Desde luego no por ti – Shino sarcástica y de peor humor.
ᚔ
Ambos se conocieron de una muy mala manera. Shino y un par de amigos suyos estaban por “el territorio de Kirigaya” y él al verlos no fue muy amable que digamos para sacarlos. En resumen: Él le dijo a ella ‹animal sin clase›, ella le dijo a él que era un ‹mimado niño rico› y casi le rompió la nariz de un golpe, y bueno, no se habían encontrado de nuevo después de ello; hasta ahora.
ᚔPor dos semanas, después de que Shino llegó a esa casa, no se hablaron, y se ignoraron por completo como si su existencia fuera aire.
Entonces, una noche los padres de ambos se fueron a cenar y los dejaron completamente solos, ya que incluso la servidumbre tenía el día libre ese día.
Shino había bajado a la cocina por un vaso de agua. Llevaba un pijama que consistía en un short corto, muy corto, y un top negro. Kirigaya bajó sin saber que ella estaba ahí, y al verla de esa manera, no pudo quitarle la mirada de encima después.
Estaba de espaldas a él, lo que le daba una vista perfecta a su espalda y piernas. Shino volteó al sentir una mirada fija sobre ella, cuál fue su sorpresa al ver a Kirigaya mirándola con algo que no era enojo o rencor.
— ¿Todo bien? ¿Por qué mirándome de esa manera, Kirigaya? – Sonrió con burla. Kazuto se acercó más a ella hasta dejarla aprisionada contra la pared.
–— Porque, para mi sorpresa, detrás de esas feas ropas de delincuente juvenil hay un hermoso cuerpo que no pensé ver alguna vez.
Eso la dejó totalmente descocertada; aturdida, Kirigaya la besó inesperadamente, tomándola del mentón mientras una mano se posaba en su cintura, acariciando suavemente; y las cosas pasaron a otro nivel. Esa noche follaron desenfrenadamente, esa noche dejaron los rencores a un lado y se llevaron bien. Desde esa noche fueron algo más que solo Hermanastros.
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꧁𝓓𝓾𝓵𝓬𝓮_𝓜꧂
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❝Historias cortas❞ 𝐾𝑖𝑟𝑖𝑛𝑜𝑛
Cerita PendekPᴇϙᴜᴇɴ̃ᴀs ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs sᴏʙʀᴇ ᴍɪ ᴘᴀʀᴇᴊᴀ ᴘʀᴇғᴇʀɪᴅᴀ, ᴘʀᴏᴠᴇɴɪᴇɴᴛᴇs ᴅᴇ ᴍɪ ɪᴍᴀɢɪɴᴀᴄɪᴏ́ɴ. ¿Qué tal si Kirito y Sinon se conocen en la escuela? ¿Qué tal si fueran hermanastros? ¿Qué tal si fueron amigos de infancia? ¿Qué tal si hay magia en su mun...