Descubierto

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Ya son tres llamadas y no ha contestado.

Usualmente después de dejar a Yuuji en su casa, lo llama o escribe a los 15 o 20 minutos. Pero esta vez no, por lo cual Toji decidió escribirle.

Al ver que no contestaba sus mensajes, lo llamo un par de veces, pero tampoco hubo respuesta.

"Bueno, estuvimos toda la noche haciéndolo, así que debe estar cansado.", pensó.

Así que dejó su celular a un costado y pensó en llamarlo en la mañana.

Pero nuevamente, no contestó.

Toji se encontraba preocupado, no era común que su pelirrosa no hablara con él un solo día. Por un momento pensó incluso en ir a su casa, lo cual no sería un problema ya que Jin se encontraba de viaje y por palabras de Yuuji, su madre vendría tan borracha que ni siquiera se daría cuenta.

Sin embargo, en el trabajo lo requerían con suma urgencia, así que no le quedó de otra que esperar a verlo hasta la noche y preguntarle que había ocurrido.

...

La jornada laboral se le hizo larga ese día, y cuando por fin llegó a su departamento, oyó un ruido que venía de la cocina.

- Yuuji... - dijo con un suspiro de alivio - Conejito travieso ¿Dónde te habías metido?

El alma casi se le sale cuando, en lugar del pelirrosa, fue su hijo el que apareció frente a él.

- ¿Conejito travieso? - dijo frunciendo el ceño - ¡Qué car4j0s, papá! ¿Te estás acostando con mi amigo?

- Megumi...

- ¡No, no me digas nada! Te advertí el día que lo conociste, pero como siempre no haces caso. Por Dios, papá ¡Puede ser tu hijo!

- ¡Lo sé! Pero te juro, lo nuestro es especial, no estoy jugando con él...

- No importa si estás jugando o no ¡Es un menor de edad! - le increpó con severidad - ¿Te imaginas si sus padres se llegan a enterar de esto? ¡Podrías ir a la cárcel!

Toji se limitó a observar a Megumi, quién se quedó en silencio, frotándose los ojos y la frente.

Su hijo tenía razón, lo que estaba haciendo era malo, y mucho más si Yuuji se llegara a enterar del pasado de Toji con su padre.

¿Llegaría a entenderlo? ¿Lo perdonaría?

- Aunque no puedo negar... - la voz del menor lo sacó de sus pensamientos - Que Yuuji se ve más feliz desde que te conoció.

Toji observó a su hijo con curiosidad. Megumi sabía reprenderlo cuando se equivocaba, pero siempre terminaba siendo blando, sobre todo si encontraba una razón para serlo.

- Yuuji es un chico que ha vivido prácticamente solo toda su vida - continuó Megumi - Su madre no lo quiere y a su padre lo ve prácticamente tres días al mes debido a su trabajo. Cuando supe esto, me sentí agradecido con mi vida, porque a pesar de todo, mi madre me amó hasta sus últimos días. Y tú, no eres un mal padre que digamos. Siempre estás pendiente de mí, me quedo una semana contigo y aparte nos vemos los fines de semana. Jamás has permitido que me falte nada, y te estoy agradecido. Pero tampoco quiero que te aproveches de la carencia de afecto de Yuuji.

- Jamás haría eso...

- Eso espero - le dijo nuevamente con seriedad - Yuuji es mi mejor amigo, y jamás te perdonaría si le haces daño ¿Entendido?

- Sí - y esbozando una sonrisa le dijo - Gracias, Megumi.

- No me agradezcas tanto, que aún no veo con buenos ojos esa relación - sacó un papel de su bolsillo y le entregó a su padre - Es una invitación para la feria de ciencias, será mañana. Espero puedas asistir.

- Ahí estaré - dijo Toji sacudiendo el cabello de su hijo.

- No hagas eso - dijo mientras acomodaba su peinado - Y por favor, nada de encerrarse en el cuarto del conserje.

- ¿Cómo lo...?

- Preferí hacerme de la vista gorda en esa ocasión. Pero luego de ver la pulsera de oro rosa que le regalaste, pensé que debía intervenir. Así que no rompas su corazón.

En cuanto Megumi salió del departamento, Toji tomo nuevamente su celular para llamar a Yuuji, pero seguía sin contestar. Al menos ya sabía lo de la feria de ciencias, era seguro que lo venía mañana.

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Buscó entre la multitud, pero el lugar estaba lleno de alumnos junto a sus padres.

Respiró tratando de encontrar paciencia dentro de sí, pues sabía que no podía faltar ese día.

- ¿Te gusta el proyecto?

Giró a su derecha y ahí estaba, mirando atentamente la maqueta realizada por sus compañeros, para luego voltear a mirar al mayor.

Sus ojos dorados resplandecían, y su radiante sonrisa calentó su corazón.

Tenía una ganas tremendas de abrazarlo, besarlo y llevárselo a otro lado para darle todo el amor que no pudo el día de ayer. Extrañarlo había sido un martirio.

"No me cabe la menor duda. De verdad lo amo", pensó Toji.

Pero estaban dentro de la escuela y tenían que guardar las apariencias. Así que tuvo que limitarse a devolverle la sonrisa.

- ¿Por qué te desapareciste, conejito travieso? - dijo deleitándose al ver el rostro sonrojado del menor.

- Si supieras... - dijo dando un suspiro - Papá regresó antes del viaje, y me encontró cuando llegué a casa. Me regañó y me castigó quitándome el celular - al ver la expresión de sorpresa del mayor, se apresuró a decir - Pero No te preocupes lo tengo con clave y protección para que no lean mis mensajes ni vean mis llamadas. Tú... Me estuviste llamando ¿cierto?

- Todo el día - confirmó Toji - Te extrañé tanto...

Yuuji sonrío mientras sus ojos brillaban de alegría por las palabras de su amado, controlándose para no lanzarse a sus brazos y besarlo apasionadamente delante de todos.

Sin embargo la llegada de Megumi rompió su burbuja.

El pelinegro les lanzó una mirada de advertencia y le entregó un papel al pelirrosa para que estudie la parte que le tocaba exponer.

Mientras los jóvenes estudiaban el informe, Toji volvió a girarse para apreciar el trabajo de los chicos.

Fue entonces que una voz conocida, se oyó de repente.

- ¿Este es tu proyecto, Yuuji?

La sangre del mayor se congeló en ese momento, tanto que su corazón casi se paraliza.

- ¡Sí, papá! - contestó el menor emocionado - ¡Ah! Por cierto déjame presentarte. Él es Megumi Fushiguro, mi mejor amigo.

- Mucho gusto - se oyó decir al pelinegro menor.

- Y él es su padre, el señor Toji Fushiguro.

Tomando valor, el pelinegro se giró, encontrándose cara a cara con el hombre que le destruyó su corazón hace 25 años. No ha cambiado mucho. Aunque es más alto sigue siendo delgado, su cabello rosa oscureció un poco y continúa usando lentes, de seguro su problema de la vista no mejoró.

- Mucho gusto - extendió su mano - Toji Fushiguro.

- ¿Fushiguro? - dijo el padre de Yuuji con incredulidad - Bien, pues yo soy Jin Itadori. Mucho gusto, señor "Fushiguro".

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