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Nicolas abre la puerta y me echo para atrás cuando todo el ruido, los gritos y la música me choca de golpe en la cara.
El lugar está lleno de mil colores diferentes, tiene olor a vainilla a pesar de que haya señoras en este momento sudando como si la vida se le fuese en ello.
— Maia.
— ¿Si?— Me giro hacia Nicolas y lo veo con las gafas de sol puestas, abrazado a su oso Lalo.
— ¿Podemos irnos?— me aguanto la risa y le arrastro hacia el pasillo porque se que no está viendo nada.
Subo sus gafas y lo encuentro con los ojos muy cerrados— ya puedes abrir los ojos, Nicolasito.
Él los abre y me mira de arriba a abajo con una sonrisita,— que guapa está usted, señorita.
— Pues prepárate porque vamos a meternos, que ya casi terminan.
— Ay.
Vuelve a ponerse las gafas y estira su brazo para que le guíe hasta la sala. Me río y le doy la mano para que no se choque con nada.
Entramos, la entrenadora aplaude al terminar su coreografía y todas las mujeres se felicitan entre ellas.Busco con la vista a la abuela o la madre de Nicolas y me encuentro con la mirada de una señora idéntica a Nicolas.
Ella se acerca a nosotros con una sonrisita y me da dos besos al estar frente a mi, le quita las gafas a Nicolas y lo encuentra con los ojos cerrados con fuerza.
— Nicolas Liopoldo, apri gli occhi e saluta tua madre, maleducato.
— No mamma. Mi risparmio diversi traumi.
— Hola señora Ruggiero, soy Maia Atropos.
— Lo sé amor, y llámame Lianna. Un placer conocerte al fin.
— Igualmente. ¿Sabe dónde está la señora Marilú? Me encantaría conocerla.
La abuela de Nicolas y yo llevamos hablando por mensajes varios días sobre la infancia de Nicolas y recetas italianas.
La amamos.
— Sí, está hablando con unas compañeras, ahora viene.
— Mamma, l'hai già conosciuta, puoi darmi le chiavi del negozio?
— Non mi ha detto niente del fatto che cucinerai lì.
— Perché è una sorpresa.
— Si habláis en inglés lo agradecería la verdad.— Sonrío incómoda cuando ambos me miran a la vez y confirmar que son réplicas exactas el uno del otro.
— Deja a esos pringados que hablen de sus cosas y ven conmigo, cielito.
Me giro al escuchar la voz suave de Marilú, me despido con la mano de Nicolas y su madre y me voy con ella.
— Estoy súper feliz por conocerte en persona, cielito. Ven que te enseño la sala de Just Dance, mi favorita.
— Lo mismo digo Marilú.
Vamos a una sala al fondo del pasillo y ella abre la puerta con una sonrisa,— esto te va a encantar.
Todas las luces y la música llenan la enorme sala donde hay espacio para mínimo trescientas personas. Hay una pantalla gigantesca tapando una pared entera con la pantalla de inicio.
— Se hacen sorteos para ver quién dirige a los muñequitos esos que bailan, pero no te preocupes que he puesto tu nombre y el de mi nieto setecientas veces.
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Un Verano Junto A Ti.
RandomMaia y su padre, siempre han sido ellos dos contra el mundo. Solo hasta que su padre decidió seguir su vida y casarse con una italiana preciosa que conoce en uno de sus tantos viajes. Su padre le promete una vida mejor junto con el cariño materno qu...