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Él se pone igual o más rojo que yo y vuelve a mirar el móvil,— no me mates, lo siento. De verdad que no era mi intención.
Lo miro confundida y me asomo para ver el móvil con el traductor abierto y la mitad de lo que le dije traducido al italiano.
Chico listo.
Lo voy a matar.
— Te voy a matar, Nicolas Ruggiero,— levanto la cabeza y lo veo intentar abrir su puerta intentando no hacer ruido.
— ¡Te juro que no era mi intención!
— Βλάκας!
Me inclino para cogerle de los pelos y que pague por lo que ha hecho pero él es más rápido y sale del coche corriendo.
Agarro las llaves del coche y lo cierro antes de salir porque, a parte de ser idiota, Nicolas es un irresponsable que deja su coche carísimo donde sea.
Salgo corriendo detrás de él gritando su nombre varias veces hasta que veo que llega a un prado precioso y se tropieza con algo en medio del camino.
Me paro a unos metros de él intentando coger aire mientras me apoyo sobre mis piernas y él intenta arrastrarse hacia atrás.
— Ni se te ocurra.
— ¡Pensaba que me estabas insultando y quería defenderme! Los hombres también podemos y debemos defendernos. ¡Vivan los hombres! ¿Acaso eres machista?
Lo miro confundida y suspiro negando con la cabeza. Este chico no tiene remedio, de verdad.
— Eres un idiota, Nicolas.
Hace un puchero y se sienta sobre el césped,— no me llames así.
— Es que lo eres.
Lo empujo con las manos sobre sus hombros y él me agarra ágilmente para poder tirarme al césped junto a él.
Caigo con las rodillas en el suelo y me rindo tumbándome a su lado.
— Digo que no me llames Nicolas.— Es tu nombre, ¿ cómo te iba a llamar sino?
Se gira hacia mí pero mantengo la mirada en el cielo tratando de evitarle como sea.
— Tengo unas ideas, pero te espantarían,— me río y le doy un golpe en el brazo aún sin devolverle la mirada.
Nos quedamos un rato ahí un rato ambos tumbados mirando las nubes que empiezan a crear formas extrañas.
Me siento y veo a unos niños jugar a superhéroes y tratando de rescatar a unas chicas que fingen ser princesas.
Sus madres están sentadas charlando y mirando a sus hijos de vez en cuando.
También hay unos perritos que juegan entre sí dando vueltas sobre las flores y atrapando bichos que salen volando.— Maia.
Me giro hacia Nicolas que se ha sentado al igual que yo y parece que ha estado mirando lo mismo que yo porque le brillan los ojos.
— ¿Te había dicho antes que eres preciosa?
Lo miro un segundo más y me vuelvo a sonrojar ante su inesperada confesión,— gracias, Nicolín.
Asiente aún sin apartar la mirada y nos quedamos un rato ahí mirándonos como unos tontos sin fijarnos en lo demás.
— ¿Qué te da miedo, Maia?
Trato de evitar su mirada pero no puedo apartar mis ojos de los suyos. Realmente hipnotizan sus ojos y no puedo evitar sentirme cada vez más atraída hacia él.
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Un Verano Junto A Ti.
РазноеMaia y su padre, siempre han sido ellos dos contra el mundo. Solo hasta que su padre decidió seguir su vida y casarse con una italiana preciosa que conoce en uno de sus tantos viajes. Su padre le promete una vida mejor junto con el cariño materno qu...