Es un día frío, bastante, a decir verdad, nada raro estando en invierno con las nevadas en su máximo esplendor. Sin embargo, dentro de la casa de Kim Hongjoong hacía bastante calor.
Al menos él tenía mucho calor.
El joven de 22 años estaba realizando unas correcciones en su tesis cuando se sintió abrumado y cansado, por lo que decidió chatear con Song Mingi, su mejor amigo hace años. La plática era amena y definitivamente más interesante que las correcciones de su tesis.
Todo iba bien, hasta que Mingi le hizo notar que estaba en el gimnasio.
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Y...
Bueno, Kim había estado un tanto frustrado y cansado, su tesis lo consumía, no había tenido sexo con nadie en casi seis meses, su madre había salido del país dejándolo solo, sin comida casera, sin mimos, el jefe de sus prácticas era un imbécil con él y, lo más importante, comenzaba a sentirse atraído por Song Mingi.
"Qué cliché me siento ahora mismo"
Fue lo que pensó hace unas semanas cuando admitió que sentía atracción por su mejor amigo, así que no pudo evitar sonrojarse con la foto que el menor le mandó.
-Ah, mierda, es jodidamente atractivo -Bloqueó su teléfono y cubrió su rostro con desesperación -¿Cómo se atreve a mandarme eso? ¿Qué necesidad?
Decidió apagar su computadora no sin antes guardar mil veces los cambios y archivos de su tesis, para luego tirarse a su cama pensando nuevamente en Mingi.
Pensó en lo guapo que es, en sus abdominales que pocas veces ve (ya que Song es un poco tímido con su cuerpo), en lo alto que es y lo pequeño que se siente cuando se abrazan, en lo grandes que son sus manos, en general lo grande que es Mingi en comparación a su cuerpo.
Volvió a desbloquear su teléfono para ver de nuevo la foto que Mingi le mandó.
-Es que sus muslos y abdomen me encantan -Susurró viendo con detenimiento la foto -Y ese puto pants gris, solo hace que se me antoje
"Es tan grande, ¿su pene también lo será? Apuesto a que sí"
Eso y más empezó a imaginar. Se vio a sí mismo debajo de Mingi, mientras este lo embestía con fuerza y le privaba la movilidad en los brazos, recordando lo pequeño que era y quién mandaba. O Mingi debajo de él mientras estaban en el sillón y Kim lo montaba con ganas mientras sentía el miembro del menor hasta lo más profundo.
"Mierda, estoy tan duro y quiero que Mingi me coja con ganas"
Dejó su teléfono olvidado y sin cuidado a un lado de su almohada, mientras se despoja de su pantalón de pijama y ropa interior y empezaba un vaivén sobre su miembro erecto, soltaba pequeños jadeos, sintió que no era suficiente, así que se levantó y buscó en su armario una caja.
Su caja especial.
De ahí sacó una botella de lubricante y un dildo.
Rápidamente regresó a su cama y se llenó los dedos de lubricante, empezó a preparar su entrada, imaginando en lo bien que Mingi lo haría sentir, en sus largos dedos y fácilmente encontraría su próstata y lo harían gritar, en lo rudo que podía llegar a ser si se lo proponía.