NAMELESS ✔

samantha fay / 010

Marzo, mismo día.

- Así que los rumores son ciertos. Matas animales en el Bosque Prohibido. - Confirma Ron, la chica asiente.

- Sí, y-yo. - Traga saliva – Puedo explicar el porqué. - Dice y continua. - Mi madre le encantaba la caza, de hecho, cuando ella estaba viva, íbamos de caza juntas. Solamente quise seguir con la tradición, además qué amo hacerlo. - Explica.

- ¿Sabes que es en contra de las reglas de Hogwarts, verdad? - Pregunta Seamus.

- Sí, lo sé, tampoco me importa, me he escapado de Hagrid y demás profesores más veces de las que pueda contar.

- No es muy sorprendente. Hagrid no es muy rápido. - Comenta Ron.

- Verdad. - Admite Seamus.

- Di la verdad, Row. - Pide Harry, quien se había quedado mirando a la chica todo este tiempo sin decir una palabra. - Di la verdad.

- No hay una verdad, Harry. - Dice. - No una que pueda contaros, lo siento. Es todo lo que deben saber.

Los chicos no pueden responder dado que la chica desaparece detrás de ellos.

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NAMELESS - Abril, 2

No me importa lo que está bien o mal, sufriré las consecuencias. Sé muy bien que matar no está permitido en Hogwarts, ¿Y qué?

Yo lo hago igual.

Me miro al espejo roto de mi dormitorio, no recuerdo cuando se rompió, debí de ser yo algún día que regrese muy enojada de una noche de caza.

- ¡Rowena! - Llamó una voz desde lo lejos, era Harry. - Qué gusto verte. Mira, te traje esto. Sí, son crisantemos, los más bonitos que encontré.

- Gracias Harry – Agradecí recogiendo el ramo – Pero ahora no tengo tiempo. Igualmente, gracias por el detalle. - Dije mientras me iba corriendo en dirección al Bosque Prohibido.

La última noche no había podido dormir a causa de sonidos extraños desde el bosque. Decidí ignorarlos e investigar al día siguiente.

- Seguro es por aquí. - Carraspeo. Me puse de pie arriba de una roca no muy grande y observo a mi alrededor. Las copas de los árboles son tan oscuras y espesas que no se nota la luz del día.

- ¡NAMELESS! - Oigo una voz lejana. Era Hagrid.

Corrí lo más rápido que pude, mis piernas empezaron a flaquear y decidí tomarme un descanso recién a medio kilómetro de distancia.

- Mierda – Me queje al ver una herida sangrante en mi pierna.

Seguí corriendo lo más rápido que pude, hasta que me di cuenta de que no eran los árboles los que hacían sombra. Ya era de noche.

Y yo estaba perdida en medio del bosque.

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Abril, 2

- ¿No sabes donde está? - El chico asiente.

- ¿Cuándo fue la última vez que la viste? - Pregunta esta vez, Snape.

- En la entrada del Bosque Prohibido. Dijo que no tenía tiempo para hablar y se fue corriendo para allí. - Él solo solloza. - No pensé que se iba a perder o algo así. Ella conoce muy bien el bosque.

- Yo la vi, profesora McGonagall. - Dice Hagrid. - La vi de lejos, arriba de una gran roca. Después de eso solo corrió y corrió hasta que la perdí de vista. Se fue a la parte más oscura del bosque, cerca del hábitat de los centauros.