Prólogo

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Lisa's POV.

Tan jodidamente hermosa. 

Besé nuevamente sus labios y nuestras lenguas iniciaron una guerra sin fin. Una guerra que ninguna quería ganar y que ciertamente no queríamos detener. 

Sus manos recorrieron mi espalda desnuda hasta llegar a mi trasero, el cual apretó firmemente y empujó contra su centro haciendo que ambas gimiéramos en la boca de la otra. 

—Te necesito...—me dijo jadeante. 

Sonreí con arrogancia porque me encantaba tenerla de esa manera. Con mis pulgares bajé lentamente sus bragas por sus piernas hasta que me deshice de ellas por completo y las lancé a alguna parte en el suelo. Puse una de sus piernas sobre mi hombro y comencé a repartir besos en su tobillo y el lateral de su pierna hasta llegar al muslo. Comencé a acercarme peligrosamente a su centro y me ponía a mil ver la manera en que arqueaba su espalda disfrutando de mis cuidados. 

—Lisa... por favor...—rogó.

—¿Qué quieres?—pregunté. 

—A ti... por favor...—

¿Había algo más excitante que una hermosa mujer rogando que la hicieras tuya? No, no lo hay. Me acomodé entre sus muslos e inhalé profundo. Su aroma era dulce y me embriagaba por completo. La primera probada de ella fue tan dulce como su aroma y como una adicta, continué saboreando cada centímetro. Sus manos encontraron mi cabello y me sujetaron en el lugar. Sus jadeos eran música para mis oídos mientras mi lengua se burlaba de su montículo de carne y sentí mi miembro, ya duro, crecer aún más.  

Un gemido ahogado se escapó de sus labios y sabía que pronto iba a correrse. Estaba decidida a hacer que se corriera usando sólo mi lengua asique no me detuve. Lamí y moví mi lengua con agilidad hasta que sentí sus muslos tensarse a ambos lados de mi cabeza pero no me detuve. 

—¡Lisaaaa!—jadeó cuando finalmente alcanzó su clímax. Lamí hasta que los temblores de su cuerpo disminuyeron y me acomodé sobre su cuerpo. Sonreí orgullosa al ver sus ojos soñadores y mirada satisfecha. 

Ella ni siquiera se tomó un segundo para recuperarse, sino que me sujetó de la nuca y me atrajo hacia ella, uniendo nuestros labios una vez más. Seguramente podía saborearse a sí misma en mis labios. Honestamente, era jodidamente caliente. Una de sus manos se movió entre nosotras, acariciando mi abdomen y bajando cada vez más. Cuando sus dedos acariciaron mi miembro, inhalé profundo. 

—Estás lista...—susurró. 

—Siempre— 

Sin ser capaz de esperar por más tiempo me acomodé entre sus piernas. Mi miembro encontró fácilmente su abertura pero no la penetré de inmediato. Ella parecía frustrada, como una niña a quien no le ceden su juguete favorito y rodeó mi cintura con sus piernas. Sus talones se enterraron en mi trasero obligándome a presionarme más contra su centro. Ella lo deseaba demasiado... 

Y no podía engañar a nadie. Yo también la deseaba por lo que la penetré de un solo movimiento. Ella jadeó y yo gruñí cuando me enterré por completo en ella. Se sentía tan jodidamente bien. 

—Uh... Lisa...—

Comencé a moverme lentamente al principio pero ambas lo deseábamos demasiado asique aumenté mis embestidas. El sonido de mi carne golpeando la suya era glorioso. Ambas jadeábamos y sudábamos pero nada nos detuvo. 

—Te sientes... increíble...—jadeó ella mirándome fijamente a los ojos. Apoyé mi frente en la suya y continué moviéndome. Sentí aquella familiar presión y sabía que pronto iba a correrme—Voy a correrme...—

—Lo sé—dije con los dientes apretados. Quería correrme junto a ella. 

Ella giró su cabeza hacia un lado exponiendo completamente su cuello a mí y observé la marca que yacía ahí. Mi marca. Mía. Acerqué mi rostro a su cuello y con mi lengua la lamí, causándole escalofríos. Sin dejar de moverme enterré mis dientes en el mismo espacio y en cuanto lo hice, sentí mi nudo comenzar a formarse. Ella intentó ahogar sus jadeos con su puño sin éxito. Pocas embestidas después sentí sus paredes contraerse a mi alrededor cuando llegó al clímax y solo eso bastó para que me corriera soltando un gruñido gutural.

Cerré mis ojos y enterré mi cabeza en su cuello por varios segundos intentando recuperarme. Cuando sentí su mano acariciar mi cabello, le di un pequeño beso en la marca antes de mirarla fijamente a los ojos mientras sostenía mi peso en los brazos. El nudo seguía en su sitio asique no podríamos movernos por un rato. Ella me sonrió y sabía que estaba feliz. 

—Eso fue increíble—dijo jadeante—Y ni siquiera estás en celo— 

—¿Quién dijo que necesitaba estar en celo para disfrutarte?—pregunté curiosa y ella rio bajito. 

—¿Crees que alguien nos haya oído?—preguntó mirando la puerta, lo cual era innecesario porque había cerrado con llave en cuanto entramos a mi habitación. 

—Si lo hicieron, no me importa—repuse con un encogimiento de hombros—Todos en la mansión saben que eres mía y que un día, muy pronto, serás mi mujer ante la ley— 

Ella sonrió con tristeza y acarició mi mejilla. 

—Sabes que tu padre no estará de acuerdo—

—Tendrá que aceptarlo—dije con firmeza—Eres mi compañera destinada, Chaeng. Lo siento aquí...—dije poniendo su mano en mi corazón. 

—Lo sé—suspiró—Pero no es sólo tu padre quien se opondrá. Es tu madre, tus hermanas y el Consejo...—

—No me importa—repuse negando con la cabeza—Ya eres mía, Chaeng. Estamos unidas sin importar lo que ellos digan— 

Ella acarició la marca con dedos temblorosos y sonrió al sentirla ahí. 

—Amo mi marca—dijo con una amplia sonrisa. 

—Bien. Porque yo te amo a ti—dije sellando sus labios con los míos. 

—Yo también te amo, Lili—suspiró—¿Cómo se supone que soportaré un mes completo lejos de ti?— 

—Si pudiese quedarme aquí sabes que lo haría—le dije con honestidad—Pero es un asunto oficial y se espera que todos acudamos. Sabes como es—suspiré con derrota. 

—¿Pero qué tal si conoces a una omega dispuesta a calentar tu solitaria cama?—preguntó haciendo un puchero que era adorable. Cielos, Chaeng celosa era la cosa más linda del mundo. 

—Si esa omega no se llama Chaeyoung Park entonces no hay manera de que suceda—respondí y ella sonrió satisfecha. 

—No llevas mi marca pero nunca olvides que eres mía, Lalisa Manoban. Siempre mía—dijo ella. 

Por siempre tuya—prometí. 

Always mine, forever yours (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora