Estaba probándose el ultimo traje, era el que mejor le iba, si no respiraba profundo o cruzaba los brazos, era de tres piezas así que podría quitarse el saco a la primera oportunidad. Había muchas cosas que ver antes de la boda y no podía perder más tiempo midiéndose más trajes, sería ese, aun cuando sintiera que no podía respirar y quisiera arrancárselo de encima.
Aunque para serse sincero esa sensación no tenía nada que ver con el traje, sentía algo en el pecho, como si comenzara a crecer algo parecido al miedo, quería tomar su teléfono y llamar a su prometida, pero no quería parecer ansioso y poner más presión sobre Christophine que seguramente estaría igual de ocupada que él. Esperaba que el vestido fuera de su agrado había ido cada día a supervisar la elaboración hasta que terminó hartando a la modista. Incluso le había mandado confeccionar una tara personal, esperaba que Christophine no tuviera que usar algo de su madre si ella no quería.
Aunque la estúpida modista le dijo que era de mala suerte ver el vestido antes que la novia y no lo dejó ver el resultado final.
Dieron dos golpes en la puerta y Mika no tuvo que responder, sabía que era su padre era su forma de anunciarse, lo que no esperaba es que estuviera acompañado de su esposo y los Kozlov, la habitación comenzó a sentirse bastante pequeña.
Dominik le dio una sonrisa tímida al notar el desorden en la habitación, si, ahora todos sabían que estaba nervioso, menos el ciego.
- El gran día a llegado. ¿Cómo te sientes hijo?
- Parece que nervioso. ¿ Qué es lo que te preocupa?
Bueno al parecer también él lo sabía, Dima estaba haciendo eso de "mirar" fijamente con sus ojos muertos y lo odiaba, siempre parecía saber lo que los demás pensaban o sentían, era como un sexto sentido de ciego. No le gustaba que lo supieran vulnerable, pero no podía quitarse esa sensación de que algo estaba pasando.
Sentía que Sivail se estaba tomando todo demasiado a la ligera, estaba más preocupado por la fiesta, la ceremonia y por complacer a la familia de su esposa que de la seguridad de su hija. Por eso había encargado a Louis que lo mantuviera alerta de cualquier situación que se presentara, el mayordomo lo detestaba, pero amaba a Christophine como a una hija, no permitiría que le hicieran daño, a pesar de odiar a Mikahil. Aunque aún no recibía ninguna llamada de alerta aun así la incertidumbre no cedía.
Justo cuando pensaba eso su teléfono que estaba sobre la mesilla de noche comenzó a sonar haciéndolo estremecer, sin importarle que pensaran de él corrió a recogerlo, la sangre se le heló cuando vio quien era, apenas respondió y una voz muy débil dijo algo que apenas podía comprender.
- Se fue, todos muertos, capilla, ella...
- ¿Que? ¿Quien? ¿Dónde está?
La voz del otro lado se apagó Mika comenzó a gritarle que le dijera algo más, pero lo más probable es que el hombre estuviera muerto, ahora sabía que el sentimiento que se estaba anidando en su pecho era terror, un terror que solo había sentido una vez en su vida y fue cuando perdió a su madre, se quedó petrificado con el teléfono en la mano mientras los demás murmuraban, sus oídos comenzaron a zumbar y le faltaba el aire, era como si un abismo se abriera a sus pies y lo arrastrara a esas frías montañas de nuevo a cuando era solo un muchacho.
Dima que alcanzó a escuchar lo que el hombre decía se daba una idea de lo que pasó, Alessandro apareció y ella se fue con él. Si el italiano se había acercado a Christophine sin ser detectado significaba que tenia información que ellos, no o que ella era su cómplice, tenían que encontrarlos lo antes posible, o ella podría darle información a él que los pondría en desventaja, no sabía que tanto había confiado Mikahil en ella, pero por su reacción ya estaba perdido por esa niña.
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Amor Ilegal 2
RomanceChristophine Daniau Sauvageau fue criada para ser la esposa perfecta, la mujer perfecta y la hija perfecta. Desde niña se le educó para ser la Princesa de la mafia, se casaría con Valentino Brooks y sería la consorte perfecta. Solo que no es perfect...