Capitulo XIII

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Kim Taehyung

Se despidió y bajó del auto de su amigo. Caminó lentamente hasta el ascensor y cuándo esté abrió sus puertas se vió a sí mismo en el espejo interior.

A pesar de que se sentía algo eufórico por la charla que había tenido con el hermano de Jungkook y también parte por el alcohol, su rostro mostraba tristeza, soledad y angustia. Se vió a sí mismo y le dieron ganas de llorar.

Tenía apenas 28 años, era un empresario importante en Corea, era millonario tenía grandes amigos, pero se sentía miserablemente solo.
Se dijo que quizás estaba dramatizado demasiado la situación, pero tenía ganas de hacerlo, tenía ganas de llorar y muchas.

Mientras pensaba todo eso frente al reflejo sintió como una lágrima recorrió su mejilla y se perdió en alguna parte de su cuerpo. No se limpió el surco que esta dejó, siguió observándose y pensando en que momento se había convertido en ese Ser triste que ahora veía frente a él. ¿Había sido el día que se topó con él por accidente en aquel boliche? De nuevo sintió un dolor en el pecho "me tiene cautivado ese lunar que tienes en el ojo..." le había dicho demasiado cerca de su rostro, la rosa estaba en el medio de ambos y no les importó aplastarla un poco mientras se besaban y el ascensor ascendía. Tenía esos flashes, esos recuerdos que lo desesperaban aún más. El calor de su cuerpo contra el suyo, el sudor, su respiración agitada... Pero en su cabeza no aparecía nada del resto. Si habían hecho el amor, lo dudaba, de ser así lo recordaría.

El ascensor se detuvo en su piso. Abrió la puerta de su apartamento y el interior pulcro, grande...demasiado grande y vacío lo angustió aún más. Se preparó un café y fue directo al balcón, se sentó allí simplemente a mirar el cielo nocturno cubierto de estrellas, una brisa agradable circulaba y tuvo que cubrirse con una manta ya que su piel comenzó a erizarse.

Pensaba en todo lo que Jin le había dicho. Jungkook estaba solo, se había separado pero era todo por su culpa, por su metida de pata. No sabía aún si debía dejarlo ser y alejarse, o intentar acercarse a él. No tenía idea de cómo seguir, pero al menos esa charla en la fiesta de Yoongi le había dado un atisbo de luz, una pequeña posibilidad de que las cosas se dieran. Cerró apenas los ojos imaginando como sería. Si estaría felíz de verlo o por el contrario terminara insultandolo como el día que fue a su trabajo. No lo sabía y eso o llenaba de ansiedad.
A pesar de eso, se quedó dormido, agarrando la taza que tenía apoyada a su lado.

Tuvo una horrenda pesadilla dónde se despertaba rodeado de serpientes en su cama, estaba húmedo de sudor y aunque intentara no se las podía quitar, sus piernas no se movían. Gritaba pero nadie lo escuchaba. Despertó sobresaltado cuando escucho la llave en la puerta.

Aún no lograba controlar su respiración, pero mientras su conciencia le respondía después del sueño , recordó que era domingo y que la señora Suyin iba muy temprano en la mañana a esperar las compras que hacía los viernes desde su casa para preparar la comida de la semana. Era un trabajo que le llevaba la mañana entera. Luego iba martes y jueves a encargarse de la limpieza, que no era una tarea difícil considerando que Tae no estaba prácticamente en todo el día, siempre que podía caía a dormír.
Pero ella se quejaba de todos modos. Se sobresaltó aún más cuándo fue hasta dónde el estaba a pegarle un grito.

- ¡Pero por qué duerme afuera! Duerme afuera, se enferma y yo tener que soportar sus quejas.

Siguió protestando, porque producto del susto que le produjo el grito también se volcó el café encima y en el suelo. Por suerte ya estaba frío, pero las manchas no eran fáciles de quitar de la ropa.

Se puso de pie dejando a la señora a la altura de su pecho (Suyin llegaba a duras penas al metro cincuenta) y le plantó un beso en la frente mientras tomaba de los lados su cabeza lo que la hizo calmar un poco.

Sweet NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora