Falta poco para que se celebrase el baile y se notaba. Nada más entrar a la cafetería una bofetada de un aura color rosa y olor a chicle fue directa hacia mi cara.
Las chicas de la escuela del bien estaba comentando, más bien chillando, lo emocionadas que estaban por ponerse sus bonitos vestidos y de quien había invitado a quien al baile.
Yo solo pude arrastrarme como pude a la mesa donde se encontraban la chicas. Había sido una mañana dura, lady lesso había sido muy insistente conmigo en sus clases.
Decía que mi poder interior tenía mucho potencial, y que debería poner más ganas a la hora de aprender las lecciones, lo cual es realmente agobiante.Sophie tampoco se salvaba, desde la ceremonia de los poderes una extraña aura oscura la acompañaba a todas partes. Además de que ella y agie habían estado toda la semana persiguiendo a tedros intentando llamar su atención para que soph pudiese cambiarse de escuela.
No me mal interpretéis, quiero a sophie pero perseguir a un principito intentando que se enamore de ella no es unos de mis pasatiempos favoritos.
Además tampoco sacaba de mi cabeza algo, o más bien a alguien. Desde nuestro encuentro en el jardín y su declaración de intentar conquistarme, hort había estado rondado mi mente desde entonces. Cada vez que hablábamos era como si mi estomago estuviera bailando un tango con mi hígado, y un estríalo nerviosismo se apoderaba de mi.
- íd sacando un ataúd, no puedo más con las clases de lady lesso- dije nada más llegar al lado de las chicas- me duele todo- dije apoyando mi cabeza en el hombro de doty
- está siendo demasiado dura contigo- dijo hazel- to si fuera tu ya le habría enviado un par de chispas voladoras- dice con un tono juguetón mientras que todas soltamos una risita
- eso habría que verlo- dije riendo- por cierto, ¿ habéis visto a sophie?- dije al no verla sentando en la mesa
- ¿a doña traidora?- dijo con una mueca de asco- entro hace tiempo agarrada del brazo del principito azul- terminó de decir dejando me realmente perturbada
Al girar la cabeza me los entré a los dos juntitos muy acaramelados, por lo que no pude evitar poner una cara de sorpresa. Y más cuando tedros procedió a levantarse y pedirle que fuesen al baile juntos.
Después de eso el comedor se convirtió en una completa selva.
Beatrix furiosa corrió hacia ellos empujando a sophie. Empezaron a gritar y empujarse y en una abrir y cerrar de ojos todos los que estábamos en el comedor estaban gritándose unos a otros.
Yo seguía en mi estado de shock, sin creerme lo que ocurría, cuando de repente vi que una mano que se acercaba rápidamente hacia mi directa a mi cara. Era demasiado tarde para reaccionar así que solamente cerré los ojos esperando que llegase el golpe.
Para mi sorpresa, nunca llegó. Al abrir los ojos me encontré con Hort quien agarraba fuertemente de la muñeca a la chica de la escuela del bien que quería pegarme mientras que su otra mano se encontraba en mi cintura como un gesto de protección.
- como te atreves a intentar ponerle una mano encima a mi chica- dijo furioso a la chica
El y la chica empezaron a discutir mientras que ella intentaba zafarse de su agarre, pero yo no podía parar de pensar en lo que acababa de decir. " su chica" repetía una y otra vez en mi mente.
Si me hubiese llamado así a principio de curso lo hubiese estampado contra un muro como una mosca, pero a estas altura ni siquiera me incomoda que lo haga, es más, creo que incluso me empieza a gustar y eso me asusta mucho.
Salí de mi trance cuando me di cuenta de que la chica se había zafado de su agarre y le había clavado un tenedor en el hombro a hort.
Rápidamente la empuje con todas la fuerzas que pude y me giré hacia hort rezando por que no se desmayase ahí en medio.
- Oye tranquilo, tranquilo- dije agarrando su cara con mis dos manos para que me mirase y dejase de mirar su herida- todo está bien vale, voy a curarte esa herida-
El simplemente asintió como pudo. Tenía los ojos cerrados por el dolor y emitía varios quejidos en el camino a la enfermería. Yo en ese momento era un matojo de nervios. Todos los escenarios donde algo malo podría sucederle habían cruzado mi mente en segundos.
Y ahí fue cuando me di cuanta de lo que sentía por el. Estaba realmente preocupada y tenía un gran miedo de que le pasase algo. No era una experta en el amor, pero si sabía que eso era un símbolo de enamoramiento. Pero aunque me preguntasen insistentemente, nunca lo diría en voz alta.
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