Ya era la hora de la cena, cuando hester y yo bajamos al comedor juntas.
Sus amigas se sorprendieron al principio, pero luego empezaron a tratarme como una de ellas, eran agradables, pero a veces podían llegar a ser un poco sádicas.
Me levanté de la mesa para dirigirme a la mesa de los postres, y esta como siempre estaba llena de gente. Me dirigí hacia la mesa nuevamente tras haber cogido una manzana verde, mis favoritas.
no pude darle ni el primer bocado cuando alguien chocó bruscamente conmigo haciéndome caer al suelo.
Levanté la mirada solo para encontrarme a hort mirándome con preocupación.
-lo siento mucho- tartamudeó mientras me ayudaba a ponerme de pie- soy un imbécil, no miraba por donde iba- dijo mientras seguía sosteniendo mis manos
-deja de torturarte, solo a sido un empujón. por cierto, ya puedes soltarme las manos-dije para que el soltase mis manos sonrojado- además, todavía no me has dicho que libro querías darme- hablé mientras recogía la manzana del suelo y la limpiaba con mis mangas-
-la verdad no sabía que darte a si que opte por Frankestein, pero supongo que si vas a quedarte en la escuela del mal tienes que familiarizarte con los monstruos-recitó-va sobre una criatura llamada Frankestein que es rechazada por todos-
solté una leve risita para decir- en realidad, Frankestein era su amo, no la criatura. aunque buen intento, pero vas a tener que esforzarte mas para impresionarme- dije para luego morder la manzana.
- yo si fuera tu no me subestimaria, todavía no he empezado. Además yo nunca me rindo- dijo haciendo que un cosquilleo atraviese mi espalda.
Era la primera vez que oia a hort hablar así, y si digo la verdad me habia sorprendido. Pero si me llegasen a preguntar nunca lo admitiría.
Volví con las chicas a la mesa para seguir con la charla.
Según doty mañana sería nuestra entrega de dones o algo así, la verdad no presté mucha atención a la conversación.
La mirada penetrante de alguien no dejaba de taladrar mi espalda.
Giré la cabeza para encontrarme a Jack, el principito que me ofreció su rosa.
Al ver que le miraba me sonrió, a lo que yo solo pude girar los ojos.
Tras la cena todos volvimos a nuestros dormitorios.
Sophie todavía no había vuelto, lo que me tenía muy preocupada.Así que decidí salir a buscarla.
Me puse mis botas y abrí la puerta de la habitación para salir.
Una ráfaga del frío de la noche me hizo querer volver a entrar a por una chaqueta, pero antes de hacerlo mi mirada se dirigió al suelo.
Ahí se encontraba un libro con una hermosa amapola encima.
Me agaché a recogerlos y pude ver la portada de este en donde se podía leer Frankestein.
Me llevé la amapola a la nariz para poder olerla mientras que un leve sonrojo se asomaba en mis mejillas.
Entré de nuevo al cuarto para dejar el libro y la flor sobre la cama.
Pero cuando me dispuse volver a salir una guardia mitad lobo mitad humano me cerró la puerta en las narices, así que tuve que detener mi búsqueda.
Al sentarme en mi cama agarré el libro para ojearlo , sabía perfectamente de quien era, pero al abrirlo pude ver una pequeña nota escrita a lápiz en la primera hoja.
"te dije que yo nunca me rindo querida amapola "-h.
Yo solo pude suspirar por el estúpido apodo, para luego, quedarme dormida.