Capítulo 8 - Dime Que Me Amas

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- Dejame pensarlo, por favor. - le pidió nervioso.

- Si tienes que pensártelo entonces no me correspondes. - se levantó y dio unos pasos hacia la puerta - No hace falta que me digas nada más.

Lucas sintió entonces como su corazón se derrumbaba al escuchar lo que la morena le estaba diciendo. Sin pensárselo dos veces se puso de pie y fue tras ella.

- Nai, - agarró su cintura desde atrás - por favor, no te vayas aún.

- Déjame, no quiero que me hagas más daño, sabes que esto no es bueno para ninguno de los dos. - enunció con ojos llorosos y la voz entrecortada - Ni siquiera eres capaz de elegir entre nosotras.

- Puede funcionar, te juro que lo nuestro saldrá adelante. - la giró, haciendo que quedaran a centímetros el uno del otro - Y sí, si puedo elegir... Te quiero a vos, loqui.

La aragonesa notó como volvían a revolotear las mariposas en su estómago. El tono sincero del uruguayo hacía que se transportara hacia otro universo, sabía que no podía librarse de él así de fácil.

- ¿Y tu novia? - tragó saliva - Joder, ¿puedes pensar en ella también?

- La dejaré por vos, te lo prometo. - deslizó su mano sobre el cuerpo de la morena, provocándole un pequeño shock placentero, llegando hasta su mandíbula, la cual empezó a acariciar con un ritmo suave - Pensaba que ya había encontrado a la mujer de mis sueños, pero cuando te vi supe que estaba más que equivocado. Boluda, ¿cómo podría olvidar esa sonrisita tuya? ¿O superar la forma que tenés de abrazarme? Me volvés loco, solamente quiero estar con vos y con nadie más.

Se quedó perdida en sus palabras, mirando sus labios fijamente y soltando leves sonrisas a medida que hablaba. No sabía ni que responder a tal cosa, ella lo deseaba igual que él la deseaba a ella, pero nunca había tenido la oportunidad perfecta para confesárselo todo. Quizás este fuera el momento indicado.

- Yo, - respiró hondo - yo te amo. Mucho. - sonrió - No puedo decirle que no a esos ojos en los que siempre me pierdo. - ambos callaron y se miraron fijamente durante unos segundos, hasta que Naiara decidió romper el silencio - Sabes que esto va a ser difícil, ¿verdad?

- Sí, si sé, pero no importan los baches que haya en el camino, mientras esté junto a vos sé que todo estará bien. - acarició su mejilla, juntando las puntas de sus narices - Saldremos adelante, hermosa.

La morena finalmente agarró los costados de la cara del uruguayo y juntó sus labios con los de él, perdiéndose en un largo beso apasionado. Él bajó sus manos, notando cada curva del cuerpo de la aragonesa hasta llegar a sus caderas, desde ahí, las deslizó hacia sus nalgas y las apretó, provocándole una ola de placer a Naiara. Ella gimió contra los labios del moreno y volvió el beso más intenso. Él le dio un pequeño toque en la parte baja de su espalda, comunicándole que se subiera a él, lo que ella hizo sin problema. Sus piernas rodeaban la cintura del uruguayo, quien volvía con ella al pequeño sofá en el que estaban antes sentados.

Lucas se sentó en el sofá, quedando Naiara encima suya con sus manos en los hombros de éste. Ella se separó del beso y apoyó suavemente su sexo sobre la dura erección del moreno.

- ¿Me amas? - le preguntó ella mientras acariciaba su mandíbula y se frotaba con él.

- Sí... - contestó medio tartamudeando, el abrumador placer que le provocaba la morena no le permitía siquiera formular una frase entera.

- Quiero oírte decir que me amas. - continuó moviendo su cuerpo mientras se acercaba poco a poco a su cara.

- Te amo, te amo, te amo. - dijo repetidas veces, echando la cabeza hacia atrás perdido en los movimientos de la aragonesa.

Corazón HambrientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora