𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒖𝒏𝒊𝒄𝒐

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🎲.Narrador omnisciente

Era una noche con la presencia de la luz lunar debido a lo despejado que se encontraba el cielo nocturno dejando ver las estrellas brillar. El lujoso y costoso casino por fin había llegado a Los Santos, y la llegada de la gente ansiosa por jugar no se había hecho esperar para llenar el casino.

En la zona Vip, donde sólo podía acceder gente con más de 7 dígitos en sus cuentas de banco, o con fichas que dieran el equivalente a dichos dígitos –ya sea dinero honrado o robado–, se encontraba el tan conocido comisario Freddy Trucazo. Se encontraba jugando en una mesa de ruleta con el superintendente Jack Conway, e iba ganando con aciertos de color, de por medio disfrutaban de algunos sorbos de Whisky, y celebraban o se quejaban cuando perdían o ganaban.

—Ya me voy, que te jodan.—Gruñó Jack al haber perdido más de 700.000 dólares en fichas, tomando su corbata y pistolera del respaldo de su asiento.—

—Hombre, quédate una partida más neno.—Dijo Freddy divertido mientras con ambas manos acercaba hacía él todas las fichas apiladas, viendo a Jack retirarse sacándole el dedo medio de espaldas ya que él le habia hecho perder todo ese dinero al incitarlo a poner más y más.—

El azabache dio un gran sorbo a su vaso de whisky para terminarlo y retirarse. Al dejar el vaso sobre el borde de la mesa una voz llamó su atención.

—Buenas ¿está ocupado?—Preguntó una voz relajada cerca de la mesa, refiriéndose al asiento.—

Freddy sonrió con levedad al ver una cara familiar, después de todo; Gustabo García nunca pasaba desapercibido. Ya sea por esa personalidad tan única que era una mezcla de coqueteos, sarcasmo y manipulaciones suaves; su nombre tan poco común; por su apariencia que hacía que hasta los más heterosexuales como Isidoro cayeran a sus preciosos pies; por aquel cabello dorado brillante y suave; sus facciones masculinas pero suaves; su piel blanquecina adornada con diferentes tatuajes llamativos que cubrían la mayoría de su cuerpo; sus preciosos ojos celestes apagados que te envolvían para que no pudieras dejar de mirarlos intentando descifrar que escondían; o si era el suave aroma de su piel con jabón por la ausencia de colonias. Pero definitivamente se veía bien con aquel traje color blanco y camisa marrón claro abierta en la parte del cuello, dejando ver hasta casi las clavículas que se asomaban con timidez por el borde, junto a los guantes negros que cubrían sus manos completamente combinando con el cinturón negro.

—Gustabiño, siéntate.—Dijo Freddy acomodándose, viendo al rubio sentarse a su lado.—

—¿La mesa está calentita o qué?—Preguntó el blondo acomodándose, cruzando las piernas mientras veía al crupier preparar la mesa para ellos.—

—Tengo la suerte de mi lado.–El pelinegro tomó otro vaso y lo acercó al menor, sirviendole whisky al saber que no iba a negarse; ya que un día por la bodycam lo había visto beber.— ¿tú ya la tienes de nuevo, o voy a verte perder como la apuesta de los pantalonciños?

—Ya la tengo de nuevo, ya verás.—aseguró el menor con una sonrisa mientras se frotaba las manos, viendo al crupier esperar sus apuestas para hacer girar la ruleta.—

—Bien, veamos eso.—el azabache intentó no reírse mientras daba un pequeño sorbo a su nuevo vaso lleno y se acomodaba.—

El muchacho esperó indicaciones mientras sujetaba la bolita de teflon entre sus dedos.

—Apuesto 80 mil.—Dijo Freddy, colocando las fichas delante de sus respectivas manos, sobre el tapete que marcaba el color negro. No podia perder, llevaba una buena racha.—

—Todo.—Dijo Gustabo, colocando todas sus respectivas fichas en el paño en el color rojo, en un total eran 100 mil dólares. Era muy impulsivo con su dinero.—

𝟸𝟷 𝑟𝑜𝑗𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora