Wait for your love || Sokka

Capítulo 2

El viento frío soplaba en su cara mientras Appa volaba a toda velocidad hacia el barco del príncipe Zuko. Su cabello se movía de aquí para allá, estorbando en su campo de visión, por lo que decidió atárselo en un rodete.

Las bolas de fuego que eran disparadas a lo lejos llamó la atención de los tres adolescentes. Katara tiró de las riendas de Appa para que se dirigiera hacía el lugar de donde provenían. Al acercarse notaron como una de las bolas de fuego golpeaba el planeador de Aang.

El niño comenzó a caer desde muy alto. Era una caída que no sobreviviría. Sostuvo su planeador, cerrado al haber sufrido una quemadura, aceptando su destino. Sin embargo, alguien tomo su mano, deteniendo su caída.

—¡Hola, niño! —lo saludo Sokka, sosteniéndolo con fuerza.

—¡Sokka! —sonrió el chico.

Kaila rápidamente se acercó junto al chico de la tribu agua y tomó la otra mano de Aang, para poder subirlo al lomo de Appa con mayor facilidad.

—Que suerte que no hayas caído, pequeño avatar —le sonrió la chica, impulsando junto a Sokka para subirlo.

—Gracias, uh... —la miró unos segundos, sin saber su nombre—. Tú.

Todos rieron hasta que la chica hizo una reverencia:—Kaila. Es un placer conocerlo, avatar.

—Por favor, solo dime Aang —sonrió el niño.

Antes de que pudieran seguir conversando, Sokka les advirtió de la gigante bola de fuego que iba dirigida hacia ellos. Kaila, Aang y él se quedaron paralizados, sin saber como evitarla. Por suerte para ellos, Katara tomó las riendas del asunto, creando una pared de agua que no solo detuvo la bola de fuego, sino que la extinguió.

Katara miraba incrédula sus manos, sin poder creer lo que había logrado. Sokka se sentó en la montura de Appa, regalándole a su hermana la misma mirada.

—Katara, eso fue alucinante —la felicitó Kaila.

La chica le regaló una sonrisa, con los ojos llenos de emoción por lo que había conseguido. Los había salvado. Ambas se sentaron al lado de la otra, enfrentando a los chicos, mientras Appa ascendía por sobre las nubes.

—No puedo creer que hayan venido por mi —soltó el avatar—. Gracias.

—Esos fósforos aprenderán a no pisotearnos —bromeó Sokka, dándole un golpe amistoso en el hombro—. No se darán por vencidos. Volverán por ti.

—Por eso no podemos ir a casa. Todos estarían en peligro. —sentenció Katara, haciendo que ambos se miraran apenados—. ¿Adónde vamos?

—Bueno, podemos ir a Omashu y quedarnos unos días con mi abuelo si necesitan un lugar donde quedarse algunas noches —ofreció Kaila—. Es lo mínimo que puedo hacer por lo que su tribu hizo para ayudarme a escapar de Zuko —sonrió a Sokka para aliviar el ambiente—. Tus chicos tienen buena puntería, por cierto. Los entrenaste bien.

Sokka le sonrió, alagado por el comentario. Las mejillas de Kaila se encendieron al notar lo bien que se veía. Rápidamente sacudió sus pensamientos notando como Aang miraba hacia abajo, parecía pensativo.

—Necesito que vayamos a un lugar primero —soltó el niño, sentándose frente a las riendas de Appa.

—Bueno, mientras tanto... —Kaila se desató su rodete, dejando que su cabello sea libre en el viento, antes de sentarse dándola la espalda a Katara—. ¿Puedes hacerme un peinado?

Katara asintió feliz. Estaba contenta de por fin tener una persona de su edad con la que poder hablar, además de su hermano. Además, era una mujer como ella. Había temas que solo se hablaban entre chicas.